
Que el prosaico título de esta crítica no os confunda, que Bloodborne es un título de raigambre por muchos deseado. From Software e Hidetaka Miyazaki han parido una bestia que entra directamente a los anales de los videojuegos en exclusiva (por ahora) para Playstation 4: soberbio producto, maravillosa obra y experiencia de juego inolvidable. Llevaba mucho sin escribir en , y ya sabéis el motivo. Llevaba desde finales de agosto con Bloodborne. Y es ahora cuando os hago llegar mis impresiones y pareceres.
¿Por donde empezar? Bloodborne es una aventura de acción y rol en tercera persona. Acción sabréis bien por qué nada más comenzar; el rol porque el personaje tiene que ser desarrollado y mucho, no como los últimos Tomb Raider, hablamos de un desarrollo integral que a los parámetros habituales (fuerza, magia, etc.) une elementos y objetos (gemas, runas) así como armas, de dos tipos, además (espadas, hachas..., de fuego), y correspondiendo una a cada mano. Y aventura porque Bloodborne nos narra la historia de los cazadores de Yharnam: tú encarnas a un cazador, que podrás diseñar a tu gusto, y este debe hacer frente, tras la firma de un contrato para el que no le pidieron opinión ni permiso, a la plaga que azota Yharnam y que transforma a sus habitantes en bestias y monstruos.

Una de las cosas que más llama la atención de Bloodborne es su narrativa, su subrepticia y casi ausente narrativa. Apenas hay diálogos, los documentos que encontrarás a lo largo del juego los puedes contar con los dedos de las manos más un pie y tampoco abundan las cinemáticas. Algunos dicen que hay pistas muy sutiles para descubrir algunas cosas, pero está claro que Miyazaki ha querido potenciar al máximo que el o la gamer exprima al máximo su imaginación en Bloodborne. Nos encontramos entonces con un título tenebroso, gótico, misterioso e inquietante: solo hay que recordar los llantos de bebé que se escuchan regularmente a lo largo de todo Yharnam y lugares aledaños. En los veinticinco años que llevo jugando nunca me había topado con un título tan absorbente teniendo en cuenta...


...su dificultad. Su elevada y distinta dificultad, que es lo que más llama la atención no solo de Bloodborne, sino de la otra IP canónica de From Software: Dark Souls. Te matarán muchas veces, muchísimas, y volverás a sentir esas ganas irremediables de lanzar el mando contra la tele o el pavimento de tu habitación que ya creías olvidadas cuando, después de una hora u hora y media limpiando un escenario de enemigos, debas empezar desde el principio. También recuperarás ese recuerdo que ya creías olvidado de gritar e insultar a un enemigo cuando, después de 3 o 9 intentos para acabar con él, lo consigas. Es el sentido y excepcional homenaje de From Software a los videojuegos clásicos, y también su seña de identidad más notoria. Aunque, dicho sea de paso, toda vez que te acostumbras a la mecánica, que te resignas a morir como parte de la experiencia, todo se hace más sencillo.


Bloodborne, técnicamente, destaca en la nueva generación. Bien es cierto que hay texturas y cuerpos que se podían haber trabajado mejor, pero son pequeñas máculas muy puntuales que no consiguen ensuciar, ni por asomo, un trabajo verdaderamente espectacular; y si no esperar a enfrentaros a algunos de los más gigantescos enemigos o a ver los efectos de luz, que brillan en un videojuego muy oscuro, tanto en lo humano como en su ambientación se refiere. Una ambientación a la que contribuye una banda sonora de melodías arcanas y detalles tomados de las grandes historias de terror clásico o del lovecraftiano, por ejemplo, así como un código genético en forma de violencia sangrienta.
Súmale a ello un mínimo de 90 horas para acabar el modo historia, más todo lo que da de sí una vez completado (con las mazmorras y los cálices), la posibilidad de jugarlo con tus amigos o con otros cazadores a los que te podrás (en muchas ocasiones, te deberás) unir, y que ahora, justo ahora, acaba de salir Bloodborne: Antiguos cazadores, su primera expansión. Suma todo, digo, y te empezarás a preguntar qué demonios haces que no lo estás comprando ya.
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