En mis años de estudiante universitario impartía clases particulares, repartía propaganda y aprovechaba los trabajillos puntuales que salían en la empresa de mi padre; de esta manera ganaba lo suficiente para salir con los amigos y para comprar cintas en las que grabar todos los discos de vinilo que me interesaban. Mis preferidas eran las TDK de cromo, pero tampoco hacía ascos a otras como las Sony, Philips, Scotch 3M, Maxell o Basf de esa misma calidad. Antes, cuando iba al instituto, mi poder adquisitivo era próximo a cero y apenas subsistía con la exigua paga que recibía de mis padres. En aquella época, una TDK de cromo era un artículo de lujo para mí, por lo que me tenía que conformar con marcas y calidades cutres a más no poder: KDK, Belair y otras de las que ahora mismo ni me acuerdo, más que nada porque eran tan malas que ya no conservo casi ninguna. En una ocasión, aprovechando un viaje a Ceuta, compré un lote de cintas Belair a un precio irrisorio, una de ellas resistió las escuchas obsesivas en mi viejo reproductor mono; en ella grabé el primer disco de los cántabros Bloque, publicado en 1978 y titulado igual que el grupo (al final de la entrada he dejado una foto). Tuve la fortuna de verlos en directo en la Escuela de Caminos de Madrid, allá por 1980 ó 1981, con todo un despliegue de medios técnicos y efectos ambientales -aún recuerdo el humo simulando la niebla- al servicio de un rock progresivo poético, comprometido y trascendente, en el que las guitarras gemelas de Sixto Ruiz y Juan Respuela, y los teclados de Juan Carlos Gutiérrez, te sumergían en un mar de sensaciones difícil de olvidar. Grabaron cuatro discos de estudio, un recopilatorio y un directo, disolviéndose en 1981 -aunque posteriormente, y de manera esporádica, han vuelto a reunirse-. Sus mejores discos son, tal vez, el segundo (“Hombre, Tierra y Alma”, 1979) y el tercero (“El Hijo del Alba”, 1980). Sin embargo, ninguno de ellos caló en mí como el primero; por eso, os voy a dejar con tres de sus temas: “Abelardo y Eloísa”, una de sus canciones más conocidas, “La noche del alquimista” y “Nostalgia”, justo lo que me produce a mí volver a escuchar estas canciones. Si os apetece, os recomiendo también “Undécimo Poder” y “Conociendo Abraxas“, tal vez los temas más progresivos de este disco.
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