Revista Cine
Director: Hugo Fregonese
Última película de Hugo Fregonese que comentaremos en estos días que luego se convertirán en largos y lentos años. La protagonizan Gary Cooper, Ward Bond, Barbara Stanwyck, Anthony Quinn y la siempre sugerente Ruth Roman (a la que solía confundir, y viceversa, con Donna Reed). Palabras mayores, como ven. La banda sonora la compone Dimitri Tiomkin, quien ha hecho lo propio con varias películas últimamente comentadas (en estas sesiones de westerns). Como ven, una película de producción no menor. Y sin embargo, no deja de ser un producto serie B o, digamos, independiente. Eso me parece al menos. Me pregunto qué atrajo a tamaños actores y compositor a trabajar en esta película, y con esta pregunta no pretendo defenestrarla, es sólo que llama mi atención. No es que Fregonese sea un Anthony Mann, un Fred Zinnemann o incluso un Henry Hathaway.
El caso es que "Blowing Wild" no es realmente un western aunque haya llegado a verla bajo esa premisa. De hecho, perfectamente se podría decir que el presente film es un "El tesoro de Sierra Madre" de los pobres, porque, viejo, los parecidos son, cómo decirlo, sospechosos. Todo comienza en algún país de sudamérica muy mexicano para sus cosas en donde Cooper y Bond intentan extraer petróleo de una pequeña concesión que compraron con el esforzado ahorro de meses. Desgraciadamente llegan unos bandidos muy en la onda de Sombrero Dorado que le dinamitan sus equipos, y a estos dos pobres gringos no les queda otra más que vagar por las calles de una animada ciudad, sin techo bajo el cual dormir y sin comida con que llenar sus estómagos contrahechos, mientras piden limosna a caballeros vestidos de riguroso y elegante blanco ("¿alguna moneda para un compatriota americano?"). Uno de esos caballeros les ofrece trabajo, no paga adelantos... imaginen el resto. La diferencia la aportan Ruth Roman, que interpreta a una mujer gringa también varada en esa perdida ciudad y que a su modo también hace lo posible por conseguir dinero, y Anthony Quinn, amigo de la pareja de gringos que, a diferencia de éstos, sí logró triunfar con el petróleo y hasta se casó con Barbara Stanwyck. Lo curioso del asunto es que mientras "Blowing Wild" aprovecha descaradamente el mismo argumento de "The Treasure of Sierra Madre" (al menos la parte que ocurre en la ciudad) es cuando más entretenida se hace, amén del gran Gary Cooper y esa vis cómica de la que hace gala (ya ni hablar del gran Ward Bond, perfecto complemento), de Ruth Roman y esa coquetería medio perversa y de un enfiestado y festivo Anthony Quinn (que, sólo para ilustrarlos, se parece un poco al Javier Bardem de "The Counselor"). Cuando los primeros problemas con el gringo mentiroso y abusivo terminan (pelea de bar incluida, con el postrer cobro del sueldo justamente ganado), es decir cuando Bogart, Huston y el otro se embarcan a buscar el tesoro, es cuando "Blowing Wild" comienza a perder interés porque esta trama de gringos fracasados que no le achuntan a ni una se convierte en un soso, predecible y un tanto inverosímil triángulo amoroso entre Cooper, Quinn y la Stanwyck, que como pueden adivinar, se casó con el segundo por el dinero mientras estaba realmente enamorada del primero. Podríamos decir que es un cuadrado si incluimos a Ruth Roman, también enamorada de Cooper.
Resulta que Quinn le ofrece trabajo a Cooper (porque así de buenos deben ser los amigos, o si no para qué están) y éste debe ayudarlo, llegado el momento, a enfrentar a los bandidos que al inicio de la película hicieron volar en pedazos su "modesto" emprendimiento y que ahora quieren hacer de las suyas a costa de Quinn. Con algunas cuantas buenas escenas que destacar (como el duelo entre Stanwyck y Roman, que cruzan miradas asesinas y se escupen frases hirientes como latigazos; o la negociación entre Quinn y el bandido -"quiero mil dólares por cada una de tus 17 extracciones petroleras... es decir, un total de 50 mil dólares... ¡qué puedo decir, no soy bueno con la aritmética!), sin mencionar el siempre intacto encanto de estos personajes dotados de personalidad gracias al oficio de su reparto, lo cierto es que "Blowing Wild" es una película que, paradójicamente, lo que gana en "originalidad" (es decir, cuando no saca ideas de la obra maestra de John Huston) lo pierde en picardía y en ese delicioso toque de desfachatez (y no hablemos del pobre Ward Bond, que después de la media hora a lo Sierra Madre es relegado del argumento siendo postrado en una cama de hospital). El visionado se termina por inercia más que por interés y del relato poco y nada se puede extraer (ni exploración de la oscura naturaleza humana o del fatalismo del hombre, sólo un burdo triángulo amoroso rodeado de petróleo y bandidos). Sólo me quedo con el estupendo reparto y sus entretenidos personajes. Y me sigo preguntando cómo demonios llegaron acá... No sé, al menos parece que se divirtieron (como vacaciones pagadas).
Si quieren constatar los parecidos entre ésta y la de Huston, no seré yo quien se los impida ¿hhhhmmmmm?