Revista América Latina
La estrategia de planificación para el desarrollo participativo municipal, constituye en la herramienta técnica de consensuación, entre las demandas locales y los presupuestos de fuentes internas y externas territoriales. La elaboración de los Planes de Desarrollo para períodos quinquenales en su proyección de cumplimiento y en base a la gestión del 80% de autoridades ediles no alcanza al 20%.
Por ello, la base del desarrollo territorial debe enmarcarse cuantitativamente a la reducción de la pobreza en cuantiles y percentiles estadísticos, que reflejen ya no un listado de demandas interminable, sino por el contrario enmarcados en el árbol de problemas y soluciones integrales, tomar en cuenta que la producción,salud, educación, medio ambiente, género, niñez, ingresos, depende de la incidencia del gasto e inversión social para un enfoque de planificación y gestión ,basado en la calidad y la cuantificación en la reducción de indicadores de riesgo y vulnerabilidad de la población en el entorno municipal.
Comprender que la demanda inscrita en un plan de desarrollo, puede generar cambios positivos o incidir en una mejora de las condiciones de vida de una población es posible, pero si trabajamos integralmente en cuantificar estadísticamente en el corto, mediano y largo plazo, la mejora en los servicios y condiciones, estamos avanzando en un proceso de desarrollo planificado y con demandas de beneficio participativo en la elaboración y en uso.
Los procesos de planificación del desarrollo municipal rural en Bolivia, tienen importantes avances orientados a la infraestructura física y también por el contrario presentan una disminuida infraestructura social, que implica migración campo-ciudad, disminución de los ingresos familiares, riesgo agropecuario, baja productividad, y un interminable común de problemas que disminuyen la capacidad del capital social.