El colectivo de arte urbano madrileño Boa Mistura es el responsable de la dirección artística de este proyecto que se desarrolla en la Colonia de las Américas, en Santiago de Querétaro, México. La Fundación Proart promueve esta iniciativa con la que se busca transformar este barrio, potenciando su paisaje e identidad. El reto es pintar las casas de las familias que se sumen al proyecto, junto a la participación de los vecinos y ciudadanos.
El Proyecto Las Américas es una experiencia piloto de transformación comunitaria a través de procesos participativos. El arte será el punto de partida y el pretexto para generar nuevos procesos.
En este proyecto, los propios vecinos se convertirán en coautores y padres de la obra, y una vez realizada será una de las intervenciones de arte más grandes del mundo.
La colonia de las Américas se encuentra en la periferia de Querétaro. Es una comunidad humilde, de gente trabajadora, con carencias pero con una fuerza especial en su gente.
Cuenta con las dotaciones básicas y con una agitada vida interior de pequeño comercio, en el que abundan las “misceláneas”, las taquerías y las cantinas de “comida corrida”. La colonia se encuentra en dos laderas de un cerro, tiene forma de boomerang dando fachada a las dos principales autopistas del Estado, que confluyen exactamente en el vértice de Las Américas, por lo que diariamente es vista por miles de personas.
El proyecto pretende hacer una intervención paisajística que refuerce el concepto de identidad de la colonia. La artesanía de los indios Otomíes -el pueblo indígena que tiene sus raíces allí- han sido la principal fuente de inspiración.
Su universo de estampados y la psicodelia de las calacas, los huicholes y los alebrijes, han inspirado las tramas que Boa Mistura ha ido generando y que muchos de los vecinos han escogido para que envolviese su casa.
En una primera fase se ha podido intervenir en 30 viviendas de Las Américas gracias a los vecinos y a la increíble ayuda de las decenas de voluntarios de toda la ciudad que se sumaron espontáneamente.
El reto sería poder intervenir las 1.074 casas de la comunidad. Sin embargo, lo importante no es tanto el tamaño, sino potenciar las relaciones y la comunicación entre los vecinos. Participación, trabajo en red, sentimiento de comunidad… son conceptos clave. A través de esta primera intervención comunitaria se pretende generar un espacio propicio que de paso a nuevos procesos de desarrollo cultural y social dentro de la comunidad.