La imagen de Bob Marley es más que un símbolo, es equivalente a reggae.
Si se pregunta por los jamaicanos más célebres habrá quien también mencione a los sprintersolímpicos, pero nadie se olvidaría nunca de la figura de Bob Marley, tal vez el principal motivo de orgullo y el gran símbolo de la isla. En mayo de 1981 dejaba este mundo, pero también dejaba aquí un sinfín de grandes canciones, una imagen inconfundible y, en fin, un estilo ya adoptado en todo el planeta. En el aniversario de su muerte se pueden señalar claramente los hitos que decidieron su vida En mayo hizo 38 años de la muerte del gran Bob Marley, todo un icono de la música, uno de los máximos representantes de Jamaica (tal vez el más importante) y, sin duda, la imagen del reggae. Marley siempre será equivalente a reggae y viceversa. Como el noventa por cien de sus compatriotas (seguro que más) su vida surge en medio de la pobreza, creció en la marginalidad y siempre vio muy de cerca la violencia de la calle. Como músico, su estilo se difundió de modo imparable por todo el mundo (gracias, eso sí, a músicos ingleses que se enamoraron y dieron ‘cancha’ y visibilidad al reggae), se convirtió en estrella del rock y como tal recorrió el mundo. Penetrado por una profunda religiosidad y una gran inquietud política y social, Bob Marley tuvo una infancia y juventud duras, como la práctica totalidad de los jamaicanos de su tiempo. Su origen es de sobra conocido: Cedella, su madre, descendiente de esclavos, fue seducida y engañada con halagos y promesas por el capitán Marley, blanco, que la dejó embarazada y salió por pies; 17 años, sola, embarazada de un mestizo, soltera y en la pobreza total, recaló en el barrio más miserable y marginal de Kingston, donde eran diarias las peleas, palizas, asaltos, puñaladas, robos, violencia; en ese ambiente Bob encontró tiempo para aprender a tocar la guitarra, y en 1963 formó un grupo, Wailing Wailers… Una historia tantas veces repetida, nada excepcional.
El primer momento clave de su vida. A mediados de los sesenta se casó con Rita y, al poco, decidió ir a ver a su madre, que había emigrado a Estados Unidos. No le gustó lo que vio: la forma de ser de la gente, su vida, el materialismo y, sobre todo, el racismo… Volvió espantado y cuando se reencontró con Rita se llevó otra enorme sorpresa. Resulta que mientras estaba en USA, el emperador de Etiopía, Haile Selassie, visitó Jamaica desatando la locura rastafari en la isla, todo el mundo se ‘convirtió’, incluyendo Rita, que dejó boquiabierto a Bob con sus nuevas rastas; en poco tiempo también él abrazó la nueva creencia, y con tanto entusiasmo que reestructuró su forma de entender y hacer música, reunió a sus Wailers y con ellos (y otros) sentó las bases del reggae. Bob Marley empezó a ser Bob Marley. Dice una leyenda que los grupos jamaicanos de entonces hacían ska, trepidante ritmo de ascendencia hispano-caribeña, pero que muchas veces hacía tanto calor que apetecía bajar el ritmo, y lo que era ska pasó a ser reggae. El segundo hito de su vida es su irrupción en los mercados internacionales, que se produjo gracias a que una gran estrella se fijó en él. Para 1973 ya se había hecho un nombre, pero el año siguiente Eric Clapton lanzó una versión del ‘I shot the sheriff’ que impactó en las listas más importantes, lo que hizo que todo el mundo buscara más de ese tal Marley (algo parecido ocurrió con los orígenes del rock & roll: hasta que artistas blancos no lo difundieron, la cosa no prosperó). En la segunda mitad de los setenta Bob Marley ya era un artista con buena prensa y buenas ventas en el extranjero y un ídolo en Jamaica. El tercer punto de referencia. Su enorme prestigio y popularidad hizo que, en 1977, los políticos jamaicanos trataran de acercarlo a sus partidos de cara a una campaña que, por otro lado, estaba resultando muy violenta. Se negó, pero lo que sí hizo fue anunciar un concierto para calmar los ánimos, sin embargo, uno de los políticos se apuntó el tanto (¡qué raro!), así que Bob se ganó la enemistad de los otros; en diciembre de ese año, dos días antes del concierto, unos facinerosos entraron en su casa a tiros y lo hirieron a él, a Rita y a otras dos personas de gravedad (se recuperaron). Bob tuvo suerte, pues una de las balas pasó cerca de su corazón. Y el día señalado superó su miedo, subió al escenario y dio el concierto… Pero el suceso le persuadió de que era mejor irse a vivir a Londres.El siguiente hecho decisivo es la llegada al éxito definitivo. En su expatriación voluntaria se centró en su noveno álbum, ‘Exodus’, así titulado por el Éxodo bíblico, por su salida de Jamaica, por su la creencia rastafari de ‘regreso’ a Etiopía. Como es sabido, el disco fue la confirmación de gran estrella del rock. Eso sí, en Londres lo detuvieron por posesión de maría; ¿qué podía esperarse? Lo curioso es que fue la única vez que se le acusó de tal cosa; quizá conociendo el factor ritual de la hierba en la creencia rastafari las autoridades decidieron hacer la vista gorda. Cuando volvió a Jamaica dio otro concierto, multitudinario y entusiasta, en el que subió a los políticos rivales al escenario. ¡Qué momento!El último y definitivo hito de su vida se produjo en 1977. Es sabido que a Marley le encantaba el fútbol y tenía la costumbre de organizar partidillos con los músicos y toda la tropa que llevaba estando de gira. Durante uno de esos partidos alguien le dio en el pie, lo llevaron al hospital y, bajo la uña del dedo gordo, vieron una mancha fea, oscura, pero se pensó que no sería más que el lógico moratón. Sin embargo ese dedo iba a peor, así que se le volvió a examinar a fondo y se detectó un melanoma (cáncer de piel, muy grave), pero al estar tan localizado parecía fácil la solución: se corta el dedo y se acabó el mal. Desgraciadamente las creencias del artista le empujaron a rechazar la amputación, de modo que intentó otros tratamientos que, lógicamente, fueron inútiles. En 1980 la ‘cosa’ era ya imparable, aceptó que le cortaran el dedo, pero ya era demasiado tarde, el cáncer se había extendido. Al volver a Jamaica el avión hizo escala en Florida, donde Bob Marley fue ingresado de urgencia, pues en pleno vuelo su estado se hizo más que alarmante. Murió allí, y a Jamaica sólo llegaron sus restos. Sólo tenía 36 años y estaba en plena madurez artística. Evidentemente, tomó una pésima decisión al negarse a perder un dedo del pie y ganar la vida. Cinco puntos de referencia que marcaron su trayectoria vital y artística, cinco decisiones, cinco momentos clave que determinaron la historia de Bob Marley, el gran icono del reggae. Se preguntó ‘Is this love’ mientras invitaba a ‘Jamming’ y recomendaba melancólico ‘No woman no cry’.CARLOS DEL RIEGO