Revista Belleza
Uno de mis pasatiempos favoritos y por el cual mis amigas a veces no pueden evitar mirarme como quien acaba de ver a un marciano es que me encanta aprender a cerca de la etimología de las palabras. Al igual que el pesado padre de la novia en aquella simpática comedia romántica, yo también busco en nuestra fonética cotidiana vestigios de la historia que nos han llegado a través del tiempo.
Uno de mis recientes descubrimientos patrocinado por esa gran inteligencia colectiva que es Wikipedia es el origen de la palabra Chocolate, tan extraña dentro de nuestro idioma si nos paramos a analizarla fonéticamente. Y es que no es para menos, pues su origen hay que buscarlo en la tierra al otro lado del mar, de donde alguno de los descendientes de Colón encontró la planta de cacao y decidió que eso había que compartirlo con el resto del mundo.
Así, más de 500 años después de aquella primera fusión culinaria, no sólo tenemos una palabra derivada del nahuatl en nuestro diccionario sino que, además, tenemos la suerte de llenar nuestras despensas, neveras y algún que otro compartimento del bolso, de este suculento manjar más propio de los dioses que del común de los mortales.
Os imaginaréis, me supongo, que soy una apasionada del chocolate al más puro estilo Willy Wonka aunque, en mi debilidad, os confieso que soy más de con leche que de estas moderneces de Lindt que se miden por pureza como si de una droga de diseño se trataran.
En fin, el caso es que tanto me apasiona este dulce elemento que no pude evitar que mis ojos se vieran atraidos hacia la paleta Rich Chocolate de Bobbi Brown que tan primorosamente combina sombras en tonos marrones y cuya imagen trae a la memoria aquella de las chocolatinas que comíamos cuando éramos niñas. Por suerte, además, quisieron los hados que este amor a primera vista surgiera en Navidades, ante la atónita mirada de mis progenitores quienes tuvieron a bien obsequiarme con tan preciado objeto en pro del espíritu de la fecha. (Ah! y además me llevé la última del stand que también da un poco de gustirrinin)
Qué más os puedo decir que una foto no os diga ya de esta preciosidad de paleta. La combinación de tonos es perfecta, con cinco sombras mate en los tonos Bone, Stone (EL), Frappe (EL), Cocoa y Rich Chocolate (EL), una satinada, Champagne Truffle (EL) y una última con purpurina llamada Caramel (EL)
En general, la pigmentación de las sombras es muy buena, siendo especialmente cremosas y pigmentadas las sombras mate. De éstas, mi favorita es la que da nombre a la paleta, cuyo tono es preciosísimo de la muerte y que, además, pigmenta más que un carboncillo de Faber-Castell. Curiosamente, su aspecto en el pan me recuerda a la sombra Embark de M.A.C que ha sido una de mis mayores decepciones con la marca puesto que a pesar de que es preciosa apenas si pigmenta sobre la piel (igual es que me salió defectuosa).
Con respecto a las sombras más especiales y festivas de la paleta mi opinión ya no es tan entusiasta aunque no desmerecen el conjunto de todo el producto. La sombra Champagne Truffle es un tono satinado dorado con una textra muy cremosa y que ayuda a dar un toque diferente a la gama de colores a la vez que puede servir para crear looks más luminosos. Lo que me ha resultado curioso es que, mientras que a mi esta sombra me ha parecido muy buena, la puntuación que obtuvo en Temptalia (cuyas reviews para mí van a misa) no alcanza el aprobado. No sé si se trata de una disparidad de opiniones o es que ella tuvo algún problema con el producto que le hicieron llegar pero, en cualquier caso, me apetecía comentároslo para que no os sorprendiérais en caso de que también seáis asiduas de Christine.
La que sí ha sido un poquito decepcionante ha resultado ser la sombra Caramel que a primera vista es la más espectacular del conjunto pero que contiene un montón de purpurina prensada, con el consiguiente trauma que ello conlleva para mi. En fin, cuando tenga un poquito más de tiempo intentaré probar a trabajarla con diferentes bases tipo Glitter Glue o con el Mixing Solution de KIKO a ver si la cosa mejora un poco.De todas formas, como os decía, la totalidad de la paleta conforma un producto espectacular en el que también me ha agradado positivamente su compacto tamaño, que me parece muy cómodo y funcional, y la exquisita herramienta de maquillaje que incluye. Se trata de un pincelito que tiene en un extremo una brocha para aplicar las sombras y el el otro un pincel plano que es muy cómodo para hacer delineados con sombra (va de maravilla para aplicar la Rich Chocolate por la línea de las pestañas). Queda claro que la calidad de este pincel está a la altura del resto de las brochas de Bobbi Brown (que son de mis favoritas) y, además, me parece que está muy bien pensada porque el mango de madera del pincel lo hace lo suficientemente largo para que su uso sea igual de cómodo (o casi) que con una herramienta normal.
En fin, en conjunto, es una paleta increíble de esas que saldrían el la ELLE acompañados de la calificación de must have o algún otro anglicismo rimbombante que tendría en su traducción al castizo algo como: una p*#a pasada de paleta, (añadir un prima al final para la versión caló).
Bueno, tras esta review a caballo entre Paris Hilton y Lázaro Carreter me despido de vosotras deseándoos que paséis un estupendo fin de semana. :)
PD: Como veis he cambiado el horario de publicación. No es premeditado pero es que ahora estoy más liada y publico cuando tengo un ratico libre. Si sobrevivo a las próximas 5 semanas prometo recuperar el horario matutino porque como se suele decir "a quien madruga...*"
*"...se le cierran los ojos a las seis de la tarde???"