Hoy he leído en el interior contra del diario La Vanguardia una noticia sobre la marca Bobo Choses de la que hace tiempo os quería hablar en Blogmodabebe.
La descubrí en diferentes tiendas en Barcelona y me cautivaron sus bodies, camisetas y pantalones con divertidos prints de cámaras de fotos y coches. Bobo Choses nació hace sólo dos añitos de la mano de Laia Aguilar y Adriana Esperalba, la primera ilustradora y la segunda diseñadora gráfica. Su estrategia fue seleccionar cuidadosamente los puntos de venta y preparar su expansión internacional (venden ya en 25 países) hacia mercados muy de 'diseño' como el neoyorkino (próximamente) o Tokyo.
En NY tienen previsto participar en la feria Playtime (yo asistiré a la edición francesa) porque según explican su marca ya está en las agendas de las principales estilistas de los hijos de las celebrities americanas. Además, han firmado una colaboración con Wovenplay, una de las marcas de moda infantil más rompedoras del panorama neoyorkino.
Bobo Choses, cuya sede está en Mataró (Barcelona), fabrica tallas desde los 3 meses hasta los 6 años para niños y niñas. A partir de la próxima temporada harán hasta los 12 años e incorporarán en su portfolio complementos como alfombras, bolsos y cuentos ilustrados. De hecho la colección de esta última temporada, otoño e invierno 201-2011, se basa en un cuento escrito por Felipe Cano. El del Lobo Bobo en París. Como me encantó leerlo aquí os lo dejo.... No os lo perdáis ;-)
"Había una vez un lobo llamado Bobo que amaba París y las cosas bonitas. Lobo Bobo vivía en un bosque cercano, pero siempre que podía se escapaba a París en busca de cosas que lo hicieran feliz: una vieja cámara de fotos, un trocito de nube, un ovillo de lana color Irlanda… Cuando iba a la ciudad se disfrazaba, porque no quería asustar a los papás y a las mamás. A los niños, por mucho que se disfrazara, no los podía engañar. Todos sabían que debajo de aquella silueta con gabardina y gafas de concha y sombrero de Napoleón se escondía un lobo. Lobo Bobo. Conducía un viejo coche azul, a quien hablaba como se le habla a un amigo, y los días de lluvia disfrutaba del sonido de la lluvia y los días de sol disfrutaba del calor. Era generoso y detallista. Nunca olvidaba un cumpleaños. A su amiga Caperucita le regaló una capa y a la abuelita le plantó un manzano en el jardín. A sus hermanos lobos les regalaba siempre lápices de colores, para que hicieran feroces dibujos de lobos feroces haciendo cosas feroces… Después de pasarse todo el día rebuscando por los mercadillos, a Lobo Bobo le gustaba observar el anochecer sobre el Sena desde el Pont des Arts, mientras se comía una deliciosa manzana y, a trocitos, una baguette recién hecha. Ya de noche, cogía su viejo coche azul lleno de cosas bonitas y volvía al bosque donde, a veces, se asustaba de su propia sombra. Su sombra de lobo".