Hay muchos animales que transportan la comida dentro de su cuerpo para luego regurgitarla y dársela a sus crías, a sus parejas o a otros miembros de su familia. En muchos de ellos, esa transferencia de alimento se realiza directamente de boca a boca. En un principio se pensó que la trofalaxis, un término acuñado en 1928 por W.M.Wheller en su libro "The socal insects", tenía una función exclusivamente alimenticia, pero varios trabajos posteriores han demostrado que tiene un papel más complejo, relacionado con la comunicación e incluso con la inmunidad social (Hamilton et al., 2010).
Trofalaxis en Formica pratensis
Los insectos sociales, como las hormigas y las abejas, forman colonias que pueden agrupar a millones de individuos, todos ellos emparentados, ya que todos son hijos de una o unas pocas hembras fértiles. Para comunicarse entre ellos utilizan varios mecanismos, a veces frotan las antenas entre sí y otras veces utilizan el boca a boca. Durante ese contacto, dos de los miembros de la colonia se intercambian alimento, pero también mensajes químicos en forma de feromonas. Según un estudio realizado con la hormiga Camponotus floridanus, este intercambio sirve para cohesionar a los miembros de la colonia, distinguiendo a los familiares de los intrusos y también para transmitir información que sirva para decidir colectivamente el desarrollo de la colonia, por ejemplo si la reina debe poner más o menos huevos, si deben invertir más recursos en alimentar a las larvas o si la colonia está saturada y es hora de que la hembra produzca descendientes fértiles que colonicen otros lugares (Le Boeuf et al, 2016).
Ceba de pollos en el Cormorán moñudo (Phalacrocorax aristotelis)
Pero la trofalaxis no está restringida a los insectos, y hay infinidad de animales que usan este mecanismo tanto para alimentarse como para socializar. Muchas aves ceban a sus pollos regurgitando la comida desde el buche, y de esa forma, además de alimento les transfieren microorganismos beneficiosos y además activan su sistema inmune. En algunas especies, como el cormorán moñudo, cuando uno de los padres llega al nido, los pollos les tocan insistentemente el pico para estimular la regurgitación, y cuando esta listo, introducirán la cabeza dentro de su garganta, tan profundamente que da la impresión de que van a desaparecer dentro de ella. En estos casos, la trofalaxis no solo está asociada a la nutrición, aunque evidentemente no la excluye, sino que implica una estimulación recíproca por parte de padres e hijos, ya que los hijos proporcionan información a sus padres que les ayudará a conocer su estado fisiológico y nutricional y así podrán modificar sus cuidados si fuera necesario (Rosenblatt, 2003)
Alimentación de cortejo en Periquito común (Melopsittacus undulatus)
Pero además, en muchas aves la trofalaxis no solo tiene lugar durante la crianza de los pollos. En la fase de cortejo es frecuente la alimentación mutua entre los dos miembros de la pareja, de esta forma, la hembra por una parte puede tener información sobre las capacidades del macho para alimentar en el futuro a su descendencia, y por otra parte le proporciona información sobre su propio estado fisiológico que le servirá para decidir si se aparea con él o lo descarta. En este caso, esa información es honesta, como se conoce en biología, ya que al contrario que otras señales en las que el macho podría engañar a la hembra, esa referencia hormonal o nutricional que transmite, no es engañosa. En especies monógamas, como muchas especies de loros, el comportamiento de trofalaxis, así como otras pautas como el acicalamiento mutuo, se repiten durante toda su vida en común, lo que ayuda a afianzar el vínculo entre la pareja.
A este tipo de transferencia de información boca a boca, en sentido estricto, no somos ajenos los mamíferos, de hecho la saliva contiene cantidades significativas de hormonas esteroides (Gröschl, 2009) que se ha comprobado que actúan como feromonas en la comunicación olfativa y gustativa, interviniendo en la selección de pareja en cerdos y en muchas especies de roedores. En el caso de los jerbos de Mongolia (Meriones unguiculatus) se observó que las hembras adultas se sentían atraídas preferentemente por la saliva de los machos adultos con los que no estaban emparentadas, evitando de esta forma la endogamia (Smith & Block, 1991).
El beso (Auguste Rodin)
En el caso de los seres humanos, algunos investigadores han sugerido que durante la transferencia de saliva que se produce cuando nos besamos, intercambiamos con nuestra pareja información química sobre nuestro estado fisiológico y anímico (Grammer et al, 2009; Wlodarski & Dunbar, 2013). Y al igual que en el caso de los periquitos, esa información es más sincera y honesta que cuando lo hacemos con palabras.
Quién sabe si el confinamiento y el distanciamiento social nos acabará afectando más de lo que pensamos.
Referencias
- Grammer K, Fink B, Neave N (2005). Human pheromones and sexual attraction. European Journal of Obstetrics, Gynecology, and Reproductive Biology. 2005;118:135–142. doi: 10.1016/j.ejogrb.2004.08.010.
- Gröschl M (2009) The physiological role of hormones in saliva. BioEssays https://doi.org/10.1002/bies.200900013
- Hamilton C, Lejeune BT & Rosengaus RB (2010) Trophallaxis and prophylaxis: social immunity in the carpenter ant Camponotus pennsylvanicus. Biology Letters https://doi.org/10.1098/rsbl.2010.0466
- Le Boeuf et al. (2016) Oral transfer of chemical cues, growth proteins and hormones in social insects. eLife 2016;5:e20375 DOI: 10.7554/eLife.20375
- Rossenblatt JS (2003) Outline of the evolution of behavioral and nonbehavioral patterns of parental care among the vertebrates: Critical characteristics of mammalian and avian parental behavior. Scandinavian Journal of Physiology. https://doi.org/10.1111/1467-9450.00344
- Smith BA & Block ML (1991) Male saliva cues and female social choice in Mongolian gerbils. Physiology & Behavior 50: 379-384
- Wlodarski R & Dunbar RIM (2013) Examining the Possible Functions of Kissing in Romantic Relationships. Arch Sex Behav. 42(8): 1415–1423. doi: 10.1007/s10508-013-0190-1