La mejor forma de no verse condicionado por los propios defectos (físicos o psíquicos), es no estar continuamente describiéndolos a los demás, y muchos menos entrando en detalles muy específicos de los mismos.
Por una parte, si los repetimos en exceso, lo único que conseguimos, es agrandarlos y por otro lado, hay personas que abusando de nuestra confianza y no respetando para nada la confidencialidad, usarán lo que les hemos contado en secreto, para su propio beneficio o incluso para ridiculizarnos.
¡En boca cerrada no entran moscas!, y como mucho algún mosquito que se cuela, cuando bostezamos de aburrimiento, algo que es inevitable cuando vemos todos los días en televisión a los políticos contar lo mismo de siempre, prometiendo lo que casi nunca van a cumplir e insistiendo en que van a limpiar la corrupción que hay en el país, cuando en realidad lo que hacen la mayoría de las veces, es esconder la basura debajo de la alfombra, que en muchas ocasiones, resulta ser la suya.