Revista Libros
El tiempo es la única narrativa que importa. Alarga los sucesos y hace posible que suframos y que nos recuperemos y que veamos ante nosotros la muerte y que nos repongamos. Pero no en su caso. Él habita una estructura distinta, una cultura diferente en la que el tiempo es algo parecido al tiempo, puro y desnudo, desprovisto de refugio.
(…)
¿Por qué la muerte de un ser querido no habría de sumirte en un decaimiento atroz? Uno no sabe cómo amar a las personas que ama hasta que éstas desaparecen de pronto. Entonces comprendes cuán sutilmente distante te hallabas de su sufrimiento, cuánto te protegías a menudo, cuán raramente abrías tu corazón. Ocupado en los entramados de tu toma y daca.
[Traducción de Gian Castelli]