Boer piensa cosas: CGI

Boer piensa cosas: CGI.

¿Pero esto qué es? ¡Esto no es una crítica Boer! ¡Voy a por ti y a por tu familia como no escribas una crítica! ¡Te cojo y te parto las pestañas! Tranquilícense todos y tomen asiento en caso de que lean críticas estando de pie, porque esto va a ser una reflexión, y las reflexiones se leen sentado. Digo yo.

Hoy vamos a hablar un poco de la magia del CGI, los efectos visuales, el brilli brilli que nos permite ver (entre otros) a Spiderman dando saltos por la ciudad, a 300 señores luchando junto a un acantilado contra un rinoceronte o a… ¿a Leonardo DiCaprio y sus colegas haciendo una fiesta en su barco? ¿Tan difícil de rodar sería si lo hicieran sobre un barco real? Difícil no sé, pero al parecer caro sí. De hecho, les sale más rentable construir la superficie de un barco y ponerlo sobre un fondo verde para después añadir el resto con imágenes pre-grabadas o incluso creadas por ordenador. ¡Todo está hecho por ordenador hoy día! ¿Ves ese porta-aviones con cientos de personas encima? Pues no hay ni la mitad de gente, el resto están generados por ordenador. ¿Una calle del Londres del siglo XVIII? No, el decorado sólo llega a veinte metros, el resto, CGI. ¿Un hombre hablando con otro en ParíNO, TAMBIÉN CGI. ¿Esa mujer tan guapNO TE TOQUES TODAVÍA, LE HAN BORRADO LAS FEALDADES POR ORDENADOR. ¿Ese pingüino? CGI. ¿Ese árbol tan bonito? CGI. ¿Tu novia maciza? Por supuesto que CGI.

Todo a día de hoy puede ser generado por una máquina de sueños de 32 Gb de RAM y cuatrocientos mil núcleos en el procesador, magia que muchos critican a día de hoy. ¿Pierde su esencia el cine ante tanto efecto visual? Desde mi punto de vista, por supuesto que no. Todos debemos recordar que el cine desde sus inicios consiste en el engaño, en la ilusión, en hacer posible lo imposible. “Viaje a la luna” de George Méliès es ejemplo de ello, del uso de juegos visuales aprovechando el trucaje directo en los fotogramas del celuloide y de la creación de decorados e instrumentos cuya existencia en la realidad era imposible para la época. ¿Puede que hubiera detractores de estos juegos visuales en la época? Probablemente, los cascarrabias de la época echaran bilis al ver que eran engañados por semejante magia negra. Lo vemos como una locura y algo lejano a nuestra época, pero esto sigue sucediendo a día de hoy.

No es raro ver a gente quejándose de que “todo está hecho por ordenador hoy día”, como si fuera algo terriblemente malo para el sector audiovisual. Muchos defienden el uso de artes plásticas de grandes creadores de monstruos como Ray Harryhausen o geniales creadores que aprovechaban al máximo lo artesanal como por ejemplo Tom Savini. No cabe duda de que su trabajo llega a alcanzar la condición de obra de arte. Pero sin embargo, hay veces que la nostalgia de algunos llega a rozar el ridículo. Como dijo cierto usuario del foro de Vandal una vez: “A algunos se os da una cucharada de mierda que viene de los 80 y os la coméis con lagrimones en los ojos”. Y cuanta verdad hay en ello (bueno, “verdad”, no creo que nadie en su sano juicio se fuera a comer una mierda porque saliera el mismo año que Terminator pero ya me entendéis). La morriña por el cine de los 80 suele provocar la extrema defensa de esa generación. Ya puede Fincher hacer una obra maestra que si esta fuera una versión de “Los Intocables de Eliot Ness” la gente seguiría diciendo que la antigua es mejor por… por Sean Connery, por ejemplo.

“Es que Sean Connery es Sean Connery”. ¡Cuántas veces he escuchado eso a la hora de despotricar de Daniel Craig por ser el nuevo Bond! Los 80 (y cualquier década anterior) fue una buena década para el cine, de las mejores, pero ya pasaron, al igual que muchos deberían pasar página al respecto y apreciar más lo nuevo. Y entre lo nuevo está por supuesto, el uso del CGI. Yo no veo mal que Leonardo DiCaprio y sus amigos bailen sobre un yate generado por ordenador si eso no me saca en ningún momento de la película. Si está bien hecho, si resulta creíble, ¿cuál es el problema? Ya os gustaría ver mi cara cuando se me desencajó la mandíbula al averiguar que los gemelos Winklevoss de “La Red Social” están interpretados por un solo actor. Incluso con un par de revisionados, no hay ningún momento en que pueda apreciar el uso de pantalla verde o trucaje alguno para duplicar al actor.

Lo malo llega cuando el uso de estos efectos llega a ser irrisorio, vergonzoso e incluso alarmante. Recuerdo cierto comentario de un familiar al recomendarme “El Sonido del Trueno” (sic): “Está mucho mejor hecha que Parque Jurásico”. Para nada. En pleno 2005 uno acude al cine y se encuentra no sólo una soberana mierda defectuosa en todos y cada uno de sus factores, sino que Parque Jurásico, habiéndose realizado 12 años antes, tiene un uso del CGI que supera en todos los aspectos a “El Sonido del Trueno”. Y sigue superando a películas de la actualidad. Ahí sí que es inevitable la llegada de la nostalgia a nuestros cerebros, y a querer recordar esa primera aparición del T-Rex bajo la lluvia que nos dejó a todos con las bragas por los suelos. Y a veces puede que el problema no sea el mal uso de efectos realizados por ordenador, sino el excesivo uso de este.

Tomando de nuevo como ejemplo a “Parque Jurásico”, la aparición del T-Rex y por ello, el primer uso de CGI en la película, no llega hasta la hora de película, justo en su mitad. Sin embargo, a día de hoy estamos bombardeados de películas en que desde el minuto 1 tenemos CGI por todos lados. Cualquier película de superhéroes, “Avatar”, “300”, “Gravity”. Todos quedamos alucinados al inicio de cualquiera de estas películas, pero es realmente difícil que mantengan el nivel durante todo el film, porque la carne ya está en el asador y llevamos más de una hora viendo las llamas. Y no sólo viéndolas, es que nos ha abrasado todo rastro capilar que pudiera haber antes en el rostro de tan cerca que están esas llamas (y desde 2009 la carne viene con unas gafas 3D, por cierto). No nos dan la oportunidad de sorprendernos porque la sorpresa se ha quedado en los primeros minutos, cuando vimos aquellos monstruos alucinantes luchando contra los héroes junto a aquellas demenciales explosiones. Todo lo que viene después es ya ordinario en nuestras vidas, y pocas veces el final puede llegar a ser igual de bueno que el inicio.

El CGI es algo que ha ayudado muchísimo al cine a la hora de darnos la oportunidad de ver personajes de cómic en el cine sin llevarnos la palma a la cara por la vergüenza y también para darnos historias que habrían sido imposibles de hacer sin su uso. Pero también es cierto que a veces uno querría ver más ingenio que ilusión. Toda esta entrada viene a cuento de que hace poco me entró esa nostalgia por los 80 que antes yo mismo critiqué. Acababa de ver “La Cosa” (2011), y aunque me entretuvo bastante, no puede ni llegar a la mitad de asco y horror a la que llegó la original, “La Cosa (El enigma de otro mundo)” (1982), con una diferencia de hasta 30 años. ¿Fallan el guión y los personajes de la versión de 2011? Puede ser, muy difícil es ganar en carisma a la barba de Kurt Russell. Pero por encima de todo, falla el excesivo uso del CGI y la cantidad de brilli brilli que lleva este por delante. Mierda. Echo de menos el cine de los 80.

Daniel Boer.