(extracto)
Recuerdo que hace veinte años planteamos el problema de la nueva belleza. Decíamos que la belleza de mármol de los museos, todas esas Venus de Milo de brazos partidos, toda esa belleza plástica griega no pueden hacernos olvidar los millones de hombres que, en la agitación de las nuevas ciudades, centran la vida e inician el camino de la Revolución. Hoy, durante la exposición de mi obra, la camarada Koltsova, que también preside la asamblea, me ha ofrecido un caramelo. En el papel del envoltorio estaba escrita la palabra Mosselprom, y encima de ella, se veía una imagen de la propia Venus. Esto significa que las cosas contra las cuales se ha luchado durante veinte años, y se lucha todavía, subsisten. La misma decrépita y artificiosa belleza se divulga aún entre las masas, y lo hace desde los más sencillos caramelos. Y esa belleza envenena otra vez el espíritu y desvirtúa nuestra concepción del arte.
"Una Bofetada al gusto del Público", Vladimir Maiakovski, Mono Azul editora.
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