Sábado 4 de marzo, 11:45 horas. Palacio Euskalduna, Bilbao: "Musika-Música". Concierto Nº 27, Sala A-3. Isabel Villanueva (viola), Vlach Quartet Prague. Obras de Dvořák. Entrada: 6 €.
La música de cámara es una escuela para los compositores y para el público entre el que me encuentro, las raíces y base antes de dar el salto a lo sinfónico, la cercanía de los solos, dúos, tríos o quintetos como este para la ocasión con la violista pamplonesa Isabel Villanueva (1988) sumándose al Cuarteto Vlach de Praga (Jana Vlachová, violín - Karel Stadtherr, violín - Jiří Kabát, viola - Mikael Ericsson, cello) en un programa plenamente Bohemio, el Dvořák que asombraría en el nuevo mundo pero cuyo trabajo camerístico sigue siendo un referente, músicos integrales como estos checos que también han trabajado a nuestro gran Arriaga, más la laureada violista que está llevando el instrumento, un Enrico Catenar de 1670 al que "hace hablar al mismo nivel que su hermano mayor", a rescatar repertorios como el de esta mañana sabatina en una de las salas de cámara del Euskalduna.
A. Dvořák: Terzetto en do mayor opus 74, B. 148.
Trío y triángulo, la mínima perfección con dos violines y una viola, la que tocaba el propio Antonin que se unió a los dos vecinos de su finca para componer esta joya, con un I. Introduzione. Allegro ma non troppo etéreo y explorando el registro, para las "danzas" populares rítmicas y contrastadas, casi "nupciales" (recordándome a Mendelssohn), perfección y entendimiento. El II. Larghetto plenamente camerístico con la economía de medios aprovechada al máximo antes del III. Scherzo rico, con la primer violín casi solista, movimiento y trío pleno además de brillante.
A. Dvořák: Quinteto de cuerdas en mi bemol mayor opus 97, B. 180.
Con sello propio, vibrante, compacto cual quintaesencia del nuevo mundo en el I. Allegro non tanto que arranca la viola antes de sumarse el cuarteto, igual que el II. Allegro vivo, escritura y ejecución impecables, solos de viola y violín arropados con redondez y ritmo. III. Larghetto cual ensayo grave y reconfortante creciendo en todo y todos, llegando en forma para el IV. Finale. Allegro giusto y gusto tras el progreso del anterior movimiento, resultando plenamente actual más de cien años después de su estreno, internacional desde su estancia neoyorquina para un quinteto quasi sinfónico, ensamblado desde la calidad y la calidez, técnica y musicalmente, "melodioso y sencillo" como la propia Isabel Villanueva recoge en las notas al programa, sumándose a los de Praga para hablar juntos el único lenguaje universal que existe además del único capaz de llegar al alma.
Salir de la sala para volver al siguiente... ¡en el capítulo 4!