Revista Cultura y Ocio
Bohemian Rhapsody, o cómo hacer arte de un biopic
Publicado el 13 diciembre 2018 por Mariocrespo @1MarioCrespo
Resulta difícil escribir el guion de un biopic que, por un lado, narre la historia de una banda de música y, por otro, y al mismo tiempo, la de su vocalista. Brian Singer ya había dado muestras de su talento como realizador en Sospechosos habituales, una película compleja y vanguardista que se convirtió a la postre en un producto de culto. En Bohemian Rhapsody, el director demuestra que puede resolver con solvencia cualquier proyecto de cualquier género.La película presenta una estructura muy definida que marca claramente los tres actos: Una introducción dedicada a la composición de la banda y su ascenso; una hora de metraje lleno de música, conciertos y giras. Un segundo acto no muy extenso donde vemos la transformación de Freddie Mercury, que contiene el conflicto y la esnseñanza de la película: es el cantante más importante del mundo, ídolo de masas, icono del rock, pero se encuentra solo; su mujer le ha abandonado al descubrir su homosexualidad, habita en una mansión llena de gatos que magnifica su soledad y sus amigos gays lo conducen hacia un infierno de sexo y drogas que le llevará a contraer el VIH y a distanciarse de los otros miembros de Queen, su verdadera familia. Y finalmente una conclusión donde se narra el regreso de Queen como banda y el mítico concierto del Live AID en 1985, reproducido en el film como una precisión asombrosa. Cabe destacar que la cinta combina la emoción de la música (la composición, las grabaciones, el conflicto con EMI) con la emoción que produce la vida de Freddie y su genialidad. La empatía que el director es capaz de generar se trasmite al espectador y convierte al personaje protagonista en alguien a quien querer, pero también en alguien de quien apiadarnos. Las paradojas del éxito: eres el más grande en tu profesión pero te sientes pequeño en la vida, en el mundo real, en la calle. Solo y vulnerable. Y los errores que cometes pueden llegar a ser irreversibles. En resumen, tenemos una cinta plena de ritmo, emocionante, con grandes interpretaciones y que conduce al espectador por una montaña rusa de sensaciones. Una maravilla cinematográfica que demuestra que cualquier producto que caiga en unas manos talentosas puede convertise en una obra de arte.