En España sólo un boicot comercial lanzado por ciudadanos irritados tuvo cierto éxito: el iniciado en 2004 por la derecha radical contra el cava catalán después de que el líder de ERC Josep Lluís Carod-Rovira exigiera boicotear Madrid como sede de unos juegos olímpicos.
Por miedo a sufrir lo mismo todas marcas comerciales, desde Nestlé hasta el Corte Inglés, acaban de retirar la publicidad de “La noria”, el circo que Tele5 emite las noches de los sábados en el que unos periodistas de distintas especies se atacan como fieras.
Presentado como “talk show”, en realidad es un “scream show”, un show de berridos al que también van políticos poco escrupulosos buscando protagonismo.
En medio, una espiritista que dice hablar con los familiares muertos de otros invitados, una siniestra farsa para engañar a ingenuos supersticiosos que llegan al exhibicionismo de patéticas histerias místicas.
Y no faltan los entrevistados extraídos de lo más indeseable de la sociedad, como el caso reciente de la madre de El Cuco, un componente de la chusma implicada en el asesinato de la joven sevillana Marta del Castillo: la mujer presentó a su engendro como un buen niño.
Las protestas populares contra la entrevista pagada con 10.000 euros iniciadas por el bloguero Pablo Herreros, que ahora se echa atrás, lograron que las marcas retiraran su publicidad para que no se las identificara con el premio a alguien que justifica a un odioso delincuente.
Pero esa retirada quizás se deba también a la creciente degradación del programa, que a la larga desacredita a los anunciantes.
Tele5 teme ahora que este caso pueda crear nuevos boicots a sus programas.
Pues no es malo, sino bueno: la desaparición de la televisión-basura será señal de que este país está refinándose.
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SALAS