Revista Opinión

Bolero cubano

Publicado el 01 agosto 2017 por Carlosgu82

En el mes de julio de 1792, en el diario “Papel Periódico de La Habana”, se mencionó por primera vez el bolero cubano.

Sus raíces están en el bolero español, cantado en la isla por más de trescientos años.

En 1836 Esteban Pichardo fue el primero en notar un cambio. En las Boleras, fiestas populares que usaban de cuatro, ocho e incluso más parejas, donde competían dos tipos de bolero español: La Cachucha y el Bolero.

En estas Boleras, primaba el canto y el baile. Y ya comienza a llamarse BOLERO CUBANO, que, según Gonzalo Roig: «es enteramente cubano».

La seguidilla desaparece en 1860, eliminando completamente de hispanismos al bolero cubano.

Diez años después comienzan a llegar a La Habana muchos cantantes orientales que lograron fundir maravillosamente los boleros con los danzones. Siempre respetando la canción del primero y el baile del segundo. También aparece el Cinquillo, fijado en casi todas las composiciones cubanas y que al decir de Helio Orovio en el Diccionario de la Música Cubana: «se remite a la mano izquierda acompañante del piano».

Primeros cultores del bolero

  • Tomás Buelta y Flores estrenó en 1841 “La Valentina” en el Teatro Tacón.
  • En los años cincuenta del siglo XIX Manuel Saumell dio a conocer el bolero-mambo: “San Pascual Bailón”.
  • Pepe Sánchez cantó en 1885 el bolero “Tristezas”.

En el siglo XX Pedro Vargas y Lino Borges interpretan boleros-rancheros. Y el gran Benny Moré canta el bolero-mambo con su estilo único.

Olga Guillot fue una máxima exponente en su época y una de las pioneras del filin. Obras como: “En el tronco” y “Lágrimas negras”.

Cuatro grandes compositores que no contaban con la voz idónea para el estilo se impusieron en esa etapa:

José Antonio Méndez, “Novia mía” y “La gloria eres tú”.

Adolfo Guzmán, “Profecía

Cesar Portillo de la Luz, Contigo en la distancia”.

Frank Domínguez, “Tú me acostumbraste

Los intérpretes dan riendas sueltas al sentimiento, la dramatización y exageran los gestos, enriqueciendo el ya no tan naciente filin.

De esos años puede citarse a Miguel de Gonzalo, el Cuarteto Las D’Aida y solistas como Omara Portuondo, Elena Burke, Moraima Secada, Ela Calvo y otras.

En la década del setenta el género sufrió una nueva caída y no llega al esplendor de los años 40, 50 y 60.

Los principales instrumentos: guitarra, trompeta, bongó, güiro, bajo y piano.


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