La cuarta parte de los españoles debe estar muy extraviada para afirmar en los sondeos que votará a Podemos, cuyos líderes se abrazan con Pablo Hasel, cantante que definió a Josu Bolinaga como héroe y a sus víctimas como fascistas merecedores de lo que les hizo.
El etarra asesinó a tres guardias civiles y mantuvo secuestrado en un agujero infecto durante 532 días de Ortega Lara.
El rapero leridano Hasel, condenado a dos años de cárcel no cumplidos por enaltecer el terrorismo es el artista de cabecera del pequeño Pablo Manuel Iglesias, Íñigo Errejón, y Juan Carlos Monedero.
Quien haya visto este fin de semana en Mondragón, Guipúzcoa, a cientos de personas llorando, entregando flores, aplaudiendo y acompañando el cadáver del sádico Bolinaga, habrá detectado el halo de maldad que emitían.
El judeocristianismo considera esa maldad obra de Satanás, y Freud señalaba en “El malestar en la cultura”, que es el resultado de una tentación que satisface la agresividad, incluso sexual, para humillar, provocar sufrimiento, martirizar y matar.
Tras su detención en 1997 el terrible Bolinaga fue condenado a centenares de años de cárcel, pero el 12 de septiembre de 2012 lo puso en libertad la Audiencia Nacional, la misma que liberó innecesariamente a Josu Ternera, alegando que padecía un cáncer por el que viviría pocos meses: duró dos años y medio, orgulloso de los actos “heroicos” que encandilan al rapero de Podemos.
Mal le va a un país tocado, aunque sea levemente, por el halo del mal. La maldad lo destruye todo, anula toda bondad, y multiplica su expansionismo: seres como Hitler o Stalin eran malvados que volvieron malvado todo a su alrededor.
La maldad contamina lo cercano, y entre Hasel y los líderes de Podemos es visible su aureola.
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SALAS