La Federación Nacional de Trabajadoras del Hogar de Bolivia (Fenatrahob) acaba de publicar el texto Descolonización y despatriarcalización desde la perspectiva de las trabajadoras asalariadas del hogar. Propuesta de política pública (Fenatrahob, Fundación Friedrich Ebert, FES, La Paz, septiembre de 2014). Al margen de lo que pueda entenderse como una forma de “discriminación positiva”, es de destacar dicha producción, porque proviene de uno de los sectores sociales y laborales menos visibles y, por ello, más discriminados; y ello pese a que se trata del 17% de la fuerza de trabajo femenina del país.
Antes (żaún hoy?) se solía decir que la trabajadora asalariada del hogar era el más claro ejemplo de una denominada “triple discriminación”: por ser “empleada doméstica”, por ser mujer y por ser indígena. Se trata de un documento, además, que llama a aterrizar, a dar un sentido concreto, a las más o menos rutinarias consignas de la descolonización y la despatriarcalización, en el nuevo contexto del Estado Plurinacional de Bolivia.
Al respecto, la exsecretaria ejecutiva de Fenatrahob, Casimira Rodríguez, destaca el cambio sustancial en el lenguaje acerca de las trabajadoras del hogar: “Yo podría retroceder quizás un poquito atrás, cuando cambiamos el nombre de ‘empleada doméstica’; realmente la trabajadora del hogar para muchos empleadores era como de la propiedad de la familia; por eso cuando se empieza la lucha por la ley (Ley 2450 de Regulación del Trabajo Asalariado del Hogar, aprobada en abril de 2003), o cuando cambiamos de empleada doméstica o de sirvienta a trabajadora del hogar, ya era una forma de inicio de la descolonización”.
El documento fue trabajado, afirman: para “descolonizar el trabajo que realizamos, lo que significa que planteamos modificar la carga discriminatoria que conlleva, y (para) despatriarcalizar las relaciones que se generan en torno al mismo, respetando nuestra dignidad como mujeres”.
Hay que tomar en cuenta, como informan las editoras del texto, que la Propuesta es resultado del debate y el análisis que las trabajadoras del hogar han realizado “desde algún tiempo” y, sobre todo, desde su experiencia personal y sindical, a través de un taller efectuado para el efecto.
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