Hoy es martes, pero no es un martes cualquiera... es Martes de Campo.Sabéis que no pierdo ocasión de hablar de mi querida Asturias, mi tierra, aquel lugar donde dejé a mucha gente querida y una parte de mi corazón, y donde nunca me cansaré de volver. Toda ella es belleza, desde el mar a la montaña, de Oriente a Occidente, desde sus verdes "praos" salpicados de "xatinas" (terneras) hasta las mazorcas de maíz que cuelgan de sus hórreos... Y qué decir de mis paisanos! Gente cercana, sencilla y hospitalaria... Y es que sigo enamorada de Asturias!
El Martes de Campo, es una fiesta tradicional que se celebra el segundo martes del mes de Junio en Oviedo, la ciudad donde nací y donde viví hasta que el destino me trajo a tierras madrileñas hace ya 12 años. En esta fiesta, las familias se reúnen para comer bollo preñao regado con sidra en cualquiera de los muchos "praos" que salpican la ciudad y alrededores. Tengo muchos recuerdos de este día y desde la lejanía quiero rendir homenaje a esta tradición y unirme a mis paisanos con estos bollinos rellenos de chorizo del bueno, asturiano, con ese sabor ahumado inigualable.
Si no conocéis Asturias, haced el favor de poner remedio cuanto antes. Y que no me entere yo que vais a Asturias y no os pasáis a conocer Oviedo que está en el centro de todos los caminos, y os garantizo que os va a encantar. Ya me lo diréis.
Y ahora, vamos a por esos bollinos tan ricos:
BOLLOS PREÑAOS ASTURIANOS
Ingredientes (para 12 bollos):
- 500 gr. de harina de fuerza
- 100 gr. de mantequilla derretida
- 180 gr. de leche tibia
- 1 huevo L
- 25 gr. de levadura fresca (o 2 sobres de levadura liofilizada para pan)
- 1 cucharadita de postre de sal
- 3 chorizos asturianos (como los de la Fabada)
Elaboración:
- Disolver la levadura con la leche tibia
- Poner la harina en un bol, y hacer un agujero en medio (como un volcán) donde vamos a echar la mantequilla fundida, el huevo batido y la mezcla de leche con levadura.
- Amasar unos minutos y añadirle la sal. Cuando la masa se pueda manejar, la ponemos sobre una superficie limpia y enharinada, y continuamos amasando entre 10-15 minutos, hasta que quede una bola de masa muy homogénea y no esté pegajosa.
- Hacer una bola y ponerla sobre una bandeja, o un bol ligeramente engrasado y tapar con un paño limpio. Vamos a dejarla reposar durante unos 45 minutos, o hasta que haya duplicado su tamaño.
- Aprovechamos este ratito para cortar rodajas de chorizo (de un par de cm. de ancho aproximadamente) y para quitarles la piel.
- Tras el primer levado, dividimos la bola de masa un 12 porciones, y vamos dando a cada una forma de bolita. A continuación aplanamos la bolita y ponemos un trozo de chorizo en su superficie, y cerramos de nuevo la bola de masa, depositando la misma sobre una bandeja de horno.
- Vamos colocando todos los bollitos en la bandeja, separados entre sí para dejar espacio porque aumentarán de volumen. Los dejamos reposar de nuevo, tapados con un paño, hasta que aumenten de tamaño (una media hora aproximadamente.)
- Por último, precalentamos el horno a 180º, pintamos los bollitos con un poco de leche y horneamos entre 15 o 20 minutos, hasta que estén dorados.
- Sacamos del horno y dejamos enfriar sobre una rejilla.
A tener en cuenta:
- Se puede utilizar cualquier tipo de chorizo, aunque el sabor característico de los chorizos asturianos es lo que le da ese toque típico de allí... Pruébalos.
- Los levados de la masa requieren sitios cálidos (no pongáis la bandeja en medio de una zona con corriente) y tranquilos, y un poco de paciencia. Cuanto más calorcito haga, más favorece el levado, y al contrario, en invierno tardará más porque el ambiente está más frío.
- Si queréis que quede una corteza crujiente, podéis pulverizar con agua las paredes del horno un poquito antes de meter los bollos, o bien poner un recipiente con agua en la parte inferior. Esto favorece la creación de vapor en el horno, y por tanto, que se cree una corteza crujiente!
He probado muchas recetas de bollos preñáos, pero ésta que he sacado del blog "La cucharina mágica", es de las que más me gustan, queda una corteza muy fina y una miga densa y con cuerpo.
Como podéis suponer, esta receta es perfecta para llevar a un picnic o para la merienda de los niños. Se conservan guardados en un recipiente hermético o una bolsa de conservación bien cerrada, aunque recién hechos calentitos están para inclinarse!
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