Boludo, arte marcial argentino

Poco se podría imaginar el español Diego de Rojas, primero en pisar tierras argentinas, que el descubrimiento de uno de sus capitanes tardaría siglos en salir a la luz, pero revolucionaría el concepto y mundo de las artes marciales en Latinoamérica.

Efectivamente, Anselmo Estébanez de Aranaz, oficial a las órdenes de Rojas, cuenta en su diario –ahora subastado por la casa británica Cockeby´s por el equivalente a 139000 €- cómo se sintió “fascinado de singular manera ante el exercicio guerrero de los infieles aborígenes que, trabados de braços e piernas y como imantados por sobrenatural fuerça, tal que diríase procedente de Su Divina Majestad, volteábanse y zurrábanse por los aires, para apenas tocar tierra con los pies al caer, non manifestándose ni apareciendo como feridos ni convulsos ni sanguinolentos, a pesar de la duradera i intensa somanta, cual no dieran a Nuestro Señor los pérfidos torturadores que le infligieran sancta muerte”.

Durante siglos, el diario de Estébanez permaneció sepultado bajo metros cúbicos de tierra y escombros en el fuerte Sancti Spiritu, cerca de la actual Rosario.

Quiso el azar que recientes obras de canalización dejasen al descubierto un arca de madera de jujuy tornasolado endurecida al fuego, en cuyo interior, envuelto en piel de zotegaiga macho curtida, casi palpitaba un cuaderno cosido con bramante de a ocho, que custodiaba las notas tomadas por Estébanez de Aranaz mientras asistía a la lucha de los indígenas.

El capitán describe, con pelos y señales, la técnica observada, si bien confiesa no conocer todavía (le sorprendió la muerte en extrañas circunstancias en las letrinas del fuerte) sus reglas.

El doctor Wilson Brihuega Pérez, decano de antropología en la Universidad Libre de Rosario, interesado en recuperar las antiguas tradiciones de la prehistoria argentina, nos hace una demostración de la simpar y antigua lucha, denominada Boludo, en la que parece esencial el cuerpo a cuerpo pero, al mismo tiempo, una permanente separación entre las partes contendientes. Él mismo nos lo explica:

“Revélase esencial la preparación física de los luchadores, previa a la riña, de esta guisa: la pierna derecha del combatiente A átase a la izquierda del combatiente B, quien, a su vez, con los dientes sostiene un bramante que ciñe los testículos de su oponente, quien, del mismo modo, en sus dientes, sostiene el bramante correspondiente que amarra las gónadas de su enemigo. Ambos tienen la siniestra libre y la diestra atada a la espalda. Las bolas de ambos oponentes llevan atadas  ligeras esquilas de plata que, al sonar afinadas en distintas octavas, producen un son característico cuando la lucha, desafortunadamente, aproxima los cuerpos, recibiendo el propietario del escroto cuyo cascabel sonó un punto negativo. El equivalente al gol actual”, aclara solícito el profesor Brihuega.

En lo tocante a la vestidura de dicha disciplina de lucha, Ana Celia Arango de Smith, decana de historia de la antedicha Universidad Libre de Rosario, aclara que, aunque se tienen datos fidedignos de la vestimenta original, por razones de eficacia los luchadores de hoy utilizan calzonas y camisetas de baloncesto.

Pendientes del dictamen de la Excelentísima Señora Presidenta del Gobierno argentino, Doña Cristina Fernández de Kírchner, Brihuega y Arango aún no se atreven a facilitarnos la fecha de la primera emisión televisiva de Boludo, el arte marcial argentino.

Seguiremos informando.

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