Presentación realizada por Alan Pauls el 3 de marzo de 2010 en el marco del ciclo Street Art Docs en Primer Plano I.Sat.
Transcripción del siguiente enlace audiovisual: http://vimeo.com/9860568
¿Cómo reconocer a simple vista a un artista del graffiti? Quizás estos estereotipos puedan ayudar: son urbanos como los taxis, se visten como hip hoperos, hablan a cámaras enmascarados como terroristas, se mueven en los peores antros de la ciudad como peces en el agua y juran que todo lo que hacen lo hacen movidos por una rabia que se niega a morir: la rabia contra el sistema.Es una suerte que para Jon Reiss las cosas no sean tan sencillas. Bomb it, el documental que dedicó 2004 a la cultura del graffiti prueba que lo interesante de estos artistas, que cambiaron las telas por las calles, es justamente su identidad vacilante, su indefinición, la manera desafiante en que eluden las clasificaciones y operan en varios frentes a la vez: la escritura y la pintura, el arte y la intervención política, la autoafirmación personal y la expresión militante, la belleza y el delito.Siguiendo la ruta de la cultura graffiti,Bomb itrecorre prácticamente el mundo occidental entero como si ya no hubiera muro, o plaza, o vagón de tren, o túnel o barco que no haya sido bautizado por esa fiebre de terrorismo tipo gráfico que hoy forma parte de cualquier paisaje urbano. Reiss parte de la Nueva York de los setenta y se demora en París, Holanda, Palestina, Berlín, Barcelona, San Pablo, Tokio y Ciudad del Cabo; y en el camino explora vida y obra de la familia planetaria de los graffiteros.Versión figurativa del antiglobalitismo global, la cultura graffiti cambia de lenguas y de costumbres, se vuelve más política o más estética; se aplaca o se radicaliza, pero siempre enarbola la misma bandera: la pasión de marcar, tatuar, dejar una huella en el espacio público, quizás como otros (hace miles de años) dejaron marcadas las palmas de sus manos en la pared de una cueva mítica.