La Conferencia Episcopal Venezolana (CEV) ha publicado un comunicado bomba con motivo de la crisis política y social que ha provocado en Venezuela 39 muertos, alrededor de 500 heridos, más de 2000 detenidos, unos 80 encarcelados y más de 50 denuncias por torturas, en el que acusa al presidente Nicolás Maduro de intentar imponer en Venezuela un sistema de gobierno de corte totalitario.
Según la institución religiosa, ese diseño totalitario sería el principal detonante de las protestas violentas que desde hace más de un mes tienen lugar en el país sudamericano.
La denuncia de la Iglesia se produce cuando Maduro se declara abierto al diálogo y a una mediación de El Vaticano para dialogar con la oposición y poner fin a dos meses de protestas.
El régimen chavista, mal dirigido por Maduro, que no está a la altura del cargo de presidente, está en una situación de bloqueo interno, de aislamiento internacional creciente y de desprestigio. Muchos chavistas están indignados por la mala gestión de maduro y el peor disgusto lo tienen en La Habana, donde los hermanos Castro, con fuertes intereses y una presencia intensa, incluso militar y de inteligencia, en Venezuela, se están viendo comprometidos internacionalmente, adquiriendo una imagen de invasores y colonizadores.
La oposición, por su parte, solo consigue poner muertos y presos sobre la mesa, pero es incapaz de unirse y de adquirir la fuerza suficiente para derrocar al régimen. Washington, la otra pieza clave en la balanza, se resiste a implicarse mas y va a seguir el consejo de los estrategas que sostiene que lo mejor es dejar al chavismo que se cueza, con sus amigos cubanos, en su propia salsa de pobreza, falta de libertades e incapacidad para gestionar una nación moderna sin recurrir a la represión mas violenta.
La condena de la Iglesia, en un país donde el catolicismo sigue siendo fuerte, representa un mazazo en el rostro del chavismo que el sistema, con toda seguridad, va a sentir con toda dureza.