Una de las mejores bromas de colegio era lanzar una bomba fétida en clase: el profesor/a huía a toda velocidad mientras lanzaba gritos de venganza. Estados Unidos está concluyendo la creación de una bomba millones de veces peor, su nueva y más desmoralizadora arma de guerra, encargada por el Departamento de Defensa a los investigadores del Monell Chemical Senses Center, en Filadelfia.
La bomba de Filadelfia deberá provocar la rendición del enemigo con su mezcla de los peores olores; entre ellos, cuerpos en corrupción, porquerizas, heces humanas, pelo quemado y humores, como sudores especialmente agrios y cabezas untuosas sin lavar.
La bomba se empleará también para dispersar manifestantes que huirán mientras gritan que el poder apesta.
España es uno de los países del mundo que más agua, jabón y detergente consume por habitante. Aún así, en muchas áreas públicas, como transportes y lugares cerrados, se sufre a bombas ambulantes que provocan la huida masiva.
Hay quien ama a sus olores, se refocila en ellos y sería cobaya ideal para probar el arma.
Como el matrimonio cuya señora tuvo que ser repetidamente bañada en un hospital antes de ser atendida por un ginecólogo.
Dada de alta, hace unos días el marido destrozó el quirófano, le pegó a médicos y auxiliares y se presentó en un juzgado para denunciar que a su señora le habían robado su olor a mujer.
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