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Bon Appétit

Por Maletas@sinrumbo

Bon Appétit

Bon Appétit

Espaguetis con yema de huevo rebozada, gajitos de naranja y crujiente de caramelos de menta. ¿Lo comerías? Imagina el menú acompañado de un vaso de Ribera del Duero, un reserva, y una sonrisa de Unax Ugalde. Como en Bon Appétit. En esta película Unax derrocha ternura y miradas intensas mientras prepara una cena de lo más extravagante a una encantadora sumiller alemana.

Ambos viven en Zúrich. Ella se llama Hanna. Él Daniel. Hanna invita a su ambicioso colega español a cenar en casa bajo la premisa cocina el cocinero. Hanna tiene una cuidada selección de vinos, pero no tiene langosta, ni trufas, ni ninguna otra exquisitez propia del restaurante donde trabajan juntos. Daniel debe apañárselas con lo que hay, al igual que en la vida real, porque según Hanna hay que organizarse “con los ingredientes que nos tocan”. Es mi escena favorita.

 Un momento ¿hablamos de la vida real? ¿y de una cena improvisada en Zúrich? Cambiemos el guión. Existe un menú más auténtico, más suizo, para salir del paso. Click, click, la escena se revovina, Unax se acerca a los fogones y prepara Rösti , la tortilla de patatas suiza, una tortilla sin huevos, o patatas fritas con forma de tortilla, según se mire. Es delicioso. Y muy socorrido.


Necesitais tres ingredientes muy básicos: patatas, sal y mantequilla. Fijo que el 90% de los que leen el Post tienen esas tres cosas en casa ahora mismo. El Rösti puede hacerse con patatas cocidas o crudas. Vayamos a lo fácil. Pelad cuatro patatas de tamaño medio. Las laváis. Las cortáis muy finas con un rayador. Calentáis una sartén con mantequilla –o aceite de oliva- y añadís la montañita de patatas rayadas. A fuego lento vais aplastando la masa dando la forma de una tortilla. Lo doráis por ambas caras. 20 minutos de cada lado. Y voilá: ya está hecho el Rösti. Si os da miedo hacerlo a ciegas, siguiendo sólo estas breves líneas os recomiendo el vídeo de VeryCocinar.com, una comunidad de cocineros con la que os podéis poneros en contacto para compartir vuestras recetas en internet.

El Rösti puede llevar también cebolla o trocitos de manzana o bacon… Copio y pego una receta más eleborada de CreativeVegan.net, una web con miles de recetas y mucha imaginación.

Rösti de patatas con salsa veganesa para acompañar:

Dificultad: fácil
Tiempo de preparación: 35 minutos
Raciones: para 4 personas

Ingredientes:
♥ 500 g de patatas
♥ 1/2 cebolla
♥ 2 cucharadas de perejil picado
♥ 30 g de margarina vegetal
♥ 1/4 de vaso de leche de soja
♥ 2 cucharadas de aceite de oliva
♥ 1 pastilla de caldo de verduras
♥ sal
♥ pimienta negra
♥ salsa veganesa para acompañar (opcional)

Pelar y lavar las patatas, y cocer en abundante agua con 1 pastilla de caldo de verduras durante 15-18 minutos a fuego medio.

Escurrir las patatas y colocarlas en un bol grande. Picar bien fina la cebolla y agregarla a las patatas. Añadir la leche de soja, el perejil, sal y pimienta al gusto y aplastarlo todo junto sin que llegue a hacerse puré.

En una sartén derretir la margarina con el aceite, verter la mezcla, aplanar bien, poner una tapa y cocinar a fuego medio 10 minutos por cada lado (darle la vuelta con un plato o similar) o hasta que se dore.

Servir caliente acompañado de salsa veganesa (para hacer la salsa veganesa, proceder como con una mayonesa normal, pero con leche de soja en lugar de huevo: poner 1/4 de vaso de leche de soja en un recipiente alto, añadir un poco de aceite de girasol y batir sin mover la batidora del fondo del recipiente. Ir agregando gradualmente aceite de girasol hasta que ligue y obtenga la consistencia deseada, y después agregar ajo, limón y sal al gusto y batir).

 Os animo a preparar Rösti hoy mismo, aprovechando que caen los primeros copos de nieve, o no dejéis de disfrutarlo la próxima vez que vayáis a Zürich en algún restaurante tradicional como: La Brasserie Federal, un restaurante dentro de la estación de tren o Hauptbahnhof; Swiss Chuchi , en el barrio de Nierendorf, no tiene pérdida porque la entrada al restaurante está coronada por una vaca que saluda desde un balcón, y por el olor a queso de sus fondues, ojo ¡llenan mucho!; O Johanniter, otro restaurante clásico del barrio de Nierendorf. Cualquiera de los tres es una buena opción para decir Bon Appétit!

Y para hacer la digestión subid las escaleras que llevan hasta la plaza de Lindenhof, el mirador donde se pierde Unax y ve cómo sale el sol sobre Zúrich. Allí disfrutaréis de las vistas y podréis echar una partida de ajedrez con figuras gigantes.


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