Autoras: Anna Mitchael & Michelle SassaEditorial: Ediciones Urano / Sello Umbriel*Gracias a la editorial por el ejemplar*Páginas: 320Sinópsis:“Mad Men” se mezcla con “El diablo se viste de Prada” en esta divertida novela sobre una chica y su trabajo en la agencia de publicidad más famosa de Nueva York…
Si crees que el mundo de la publicidad está rodeado de lujo y glamour, con sesiones de brain storming amenizadas con copas de champán y descansos para jugar con la Xbox, te equivocas.
Incluso puede llegar a ser una pesadilla. Pero si sigues cinco reglas básicas, triunfarás en la publicidad…
- Regla número uno: Nunca permitas que te vean llorar. Aunque tu mejor amigo te haya roto el corazón. Aunque lo haya colgado en todas las redes sociales imaginables.
- Regla número dos: Compórtate como un tío. Y si has nacido con los atributos físicos equivocados, enseña los que tienes para distraerlos y conseguir cierta ventaja.
- Regla número tres: Invéntate un eslogan pegadizo en cuestión de segundos. O bien ten siempre a mano tu currículum.
- Regla número cuatro: No confíes en nadie. En serio. Si no tienes cuidado te robarán todas tus ideas, y el orgullo, incluso la grapadora.
- Regla número cinco: La más importante. Jamás, bajo ningún concepto, te conviertas en una “Copygirl”.
¿Se imaginan ser la única mujer redactora en una de las agencias de publicidad más exitosas de Nueva York y sentir que tu trabajo es reconocido? Pues eso no es exactamente lo que le pasa a Kay, protagonista de esta novela. Ella trabaja como copy junior (redactora publicitaria) en el departamento creativo de Travino Schmidt Drew & Partners y junto a su mejor amigo y pareja creativa, Ben (quien también resulta ser su interés amoroso), se dedica a crear anuncios de Little Kitty, marca de comida para gatos. Aunque hacen un buen trabajo con ello, Kay aspira a más, tanto en su vida laboral como en su relación con Ben.
Pero será hasta después de tener un mal día (en el que lo único bueno que le pasa es recibir un consejo de una desconocida) cuando finalmente comenzará a cuestionarse si lo está haciendo bien con su vida en La Gran Manzana y de manera inconsciente empezará el proceso de encontrarse a sí misma en un ambiente en el que siente que no encaja. Para lograrlo su antiguo hobbie de crear muñecas de cera jugará un papel importante, así como también lo hará el surgimiento de una gran oportunidad en la agencia para demostrar su capacidad y talento a sus compañeros de trabajo, pero sobre todo a ella misma. ¿Logrará dar con la idea ganadora?
Me esperaba una lectura amena y divertida y eso fue con lo que me encontré. La protagonista tiene una voz irónica y sarcástica -de la que nunca se abusa- que además de sacarte una que otra sonrisa logra que quieras ponerte de su lado desde el primer momento (aunque eso no evitó que en la primera mitad tuviera problemas con ella por su actitud un tanto muy obsesiva hacia Ben, el chico con el que ha trabajado desde la facultad y al que no es capaz de comunicarle sus sentimientos, y por ende hacia Peyton, otra empleada de la agencia a quien Kay comienza a tachar de «zorra» porque puede (en serio, no hagan eso); pero a pesar de ello fue un gusto y alivio ver que por ahí de la mitad las cosas toman un rumbo diferente, lo cual logró atenuar aunque sea un poco mis quejas sobre lo anterior). Lo único que sí me dejó algo confusa y no convencida es el mensaje que pretende dar con la idea de copygirl.
Y para hablar de ello, S P O I L E R S (hasta donde termina el siguiente párrafo):
Explico: Kay comienza a hacer videos para desahogarse teniendo a sus muñecas de cera como protagonistas, su mejor amiga Kell sube el primer video a internet y éstos terminan haciéndose virales. En estos videos surge la idea de Copygirl, la cual representa a las chicas que siguen al rebaño y por lo tanto no son auténticas. Entiendo que la intención del mensaje era buena: decirle a las chicas que piensen por ellas mismas y que sean ellas mismas. Pero Kay habla de mujeres unidas, de empoderamiento femenino y luego, casi al final, cuando quiere demostrarle a su nuevo interés amoroso (el que es más bueno que el pan y sí vale la pena) que no es una tonta de esas que se enamoran del chico equivocado y otras cosas más, termina diciéndose a sí misma que ella no es así porque eso es lo que hacen las otras chicas... y ella no es una Copygirl. ¿Qué pasó con el
Otros personajes incluyen a la familia de Kay y a su mejor amiga que se encuentra en París, Kell. Pero son los empleados de la agencia con los que más tiempo pasamos. De ellos el que más bien me cayó además de Peyton fue Todd, un diseñador gráfico con una actitud bastante relajada y que además será quien saque a Kay de su zona de confort. Del resto alguno que otro resulta adorable, otros te hacen rodar los ojos y unos más simplemente sabes el papel que cumplirán desde el principio y no se salen de él.
Si leyeron la sinópsis habrán visto que se describe al libro como un Mad Men meets The Devil wears Prada (El diablo viste a la moda en latinoamérica); del primero no podría opiniar porque conozco poco de la serie pero del segundo he visto la película y creo que puedo entender esa relación, aunque también por el ambiente de oficina me ha recordado al de 13 going on 30 (Si tuviera 30) y siguiendo con la filmografía de Anne Hatheway, quizá también un poco al de The Intern (Pasante de moda). Y es que al leer la novela sientes justo eso, que estás viendo una película que es mitad comedia romántica, mitad drama de superación/crecimiento personal (¿?). Y no sé ustedes pero aunque no me muero por ese tipo de películas por lo general me la paso bien viéndolas, así que si también es tu caso y quieres leer algo similar, Copygirl puede ser lo que andas buscando.
Me quedo allí sentada observando cómo los vaqueros y la ropa interior bailan por entre la espuma. Es la metáfora perfecta de mi vida en Manhattan. Mientras el mundo baila a mi alrededor, yo estoy sentada observándolo a través de un cristal, esperando a que suene el temporizador y mi tiempo acabe.Lo que no se puede negar es que es una novela con la que las páginas se pasan solas, porque aunque peca de predecible, eso no impide que te absorba y quieras saber cómo resultan las cosas para Kay: acompañarla en el viaje es lo divertido.
La recomiendo para aquellos que no sean esclavos de lo verosímil y busquen una lectura moderna, ligera y ágil. Podrán no haberme gustado varios aspectos de ella (sobre todo lo relacionado con su intento de ser feminista y verla fallar estrepitosamente), pero sus intenciones son buenas al lanzar un mensaje optimista sobre perseguir tus sueños y si hay algo en lo que no falla es en entretener al lector a expensas de las aventuras y desventuras de una chica y su trabajo en una agencia publicitaria de Nueva York.