Autor: Gabriel García Márquez
Editorial: Diana / PlanetaSinópsis: Memoria de mis putas tristes es una conmovedora reflexión que celebra las alegrías del enamoramiento, las desventuras de la vejez y sobre todo lo que sucede cuando sexo y amor se juntan para darle un sentido a la existencia. Nos encontramos ante un relato aparentemente sencillo pero cargado de resonancias, una historia narrada con el excepcional estilo y la maestría en el arte de contar historias de las que sólo fue capaz Gabriel García Márquez.
Memoria de mis putas tristes nos narra la historia de un hombre mayor que para celebrar su cumpleaños número 90 decide regalarse una noche de pasión (o de sexo loco, como él lo dice) con una joven virgen. Para esto contará con la ayuda de una vieja conocida y dueña de un burdel, Rosa Cabarcas, quien encontrará lo que el protagonista busca en una menor de 14 años que se ve obligada a vender su virginidad para ayudar a su familia.
Claramente es una novela cuyo argumento en un primer momento puede resultar polémico (en Irán, por ejemplo, fue censurada debido a que se le acusa de inmoral), pero creo que realizando una lectura más amplia podemos encontrar que de lo que se habla es del amor, de un "amor" que en realidad es libre de un contacto sexual, lo cual resulta algo nuevo para el protagonista, ya que a sus noventa años, edad en la que ya sólo esperaba la muerte, se enamora por primera vez y, cual adolescente, se siente turbado por este sentimiento: "Siempre pensé que morir de amor solo era una licencia poética", dice el viejo enamorado.
Aquella noche descubrí el placer inverosímil de contemplar el cuerpo de una mujer dormida sin los apremios del deseo o los estorbos del pudor.Por otro lado tenemos el tema de la vejez (y en lo personal lo que más he disfrutado). En pocas páginas se nos presenta un retrato muy completo y franco sobre dicha etapa de la vida, y al mismo tiempo a través de una narración en primera pesona encontramos una muy lograda caracterización del personaje protagonista. Conocemos así los momentos en los que se empezó a dar cuenta de que estaba envejeciendo, cómo mira el pasar de los años, nos cuenta además sobre sus padres y sobre algunas de las mujeres con las que había mantenido una relación, la cual siempre se basaba en sexo y en nada más que eso.
Su envolvente prosa es otro punto a favor, pues no es difícil notar esa maestría que tanto se le confiere al nobel colombiano. En cuanto a la historia, algo que no terminó de convencerme es lo obsesivo que en momentos llega a ser el amor que el protagonista dice sentir, además de que se percibe como algo a lo que se aferraba más por la idea de sentir algo que porque en realidad amara a Delgadina, pero al mismo tiempo me parece algo totalmente normal, pues quién no lo haría al encontrar algo que te hace sentir tan vivo estando en la recta final de la vida.
En conclusión: me gustó mas no me encantó; lo que sí es que me ha dejado con ganas de repetir, y para hacerlo me anima aún más el ver que son muchos los que coinciden al decir que este no es de los mejores trabajos del autor (aunque sí el último, cabe mencionar). Espero tener la oportunidad de comprobarlo por mí misma.