Título original: The One Thing
Autora: Marci Lyn Curtis
Editorial: Puck (Colección Serendipia)
*Gracias a Ediciones Urano por el ejemplar*
Páginas: 352
Sinópsis: A Maggie le sobra carácter. Y pasión. Y sentido del humor. Y rebeldía. Pero ha perdido algo que considera esencial: la vista. Y, con ella, todo aquello que creía importante en la vida...
Hasta que conoce a Ben, un niño de diez años un tanto precoz. Ben atisba oportunidades donde otros solo ven limitaciones. Y solo alguien como él puede ayudarla a abrir los ojos.
Acompaña a Maggie en su conmovedor viaje de autodescubrimiento y reinvención en una historia tan desgarradora como tierna, tan ácida como fresca y divertida, que conquistará a los fans de John Green. Te reirás, te emocionarás y descubrirás que, a veces, para ver a los demás tenemos que cerrar los ojos.
Maggie Sanders es una chica de diecisiete años que se ha visto obligada a reconfigurar su vida después de perder la vista seis meses atrás a causa de una meningitis. Frente a todos se las había estado medio arreglando gracias a su carácter sarcástico, pero por dentro no podía evitar seguir pensando en cómo sus sueños y todo su mundo se habían desvanecido de la noche a la mañana. Pero un día las cosas toman otro rumbo inesperado cuando, después de resbalar y golpearse la cabeza, conoce a Ben, un muy despierto niño de diez años que sufre de espina bífida y al que, sorpresivamente, es capaz de ver. Así, entre ellos comenzará una amistad que llevará a Maggie a sentirse ella misma de nuevo; sin embargo, la pregunta está en el aire: ¿por qué sólo puede ver a Ben y lo que está alrededor de él?
No encuentro mejores palabras para describir esta novela que no sean tierna y bonita. Se trata de una historia coming of age sobre una chica atravesando por una situación difícil y aprendiendo a lidiar con ello, encontrando una ayuda (que se negaba a recibir) en la amistad que le ofrece este niño.
El resto de personajes incluyen al hermano mayor de Ben, Mason, cantante de los Loose Cannons, la banda favorita de Maggie, y con quien llega una pizca de romance a la historia (un romance dulce aunque algo forzado para mi gusto); la familia de Maggie (su padre, su madre ‒con quien hay cierta situación que me ha parecido de lo más interesante‒, su abuelo) y una compañera de su nueva escuela para invidentes, Clarissa. Todos ellos jugando un papel importante en la evolución de nuestra protagonista y cada relación siendo muy bien retratada y desarrollada.
Le resultaba difícil aceptar que no había podido evitar que me quedase ciega. Como si él tuviera la culpta. Pero es la vida. La vida a veces te depara sorpresas desagradables, por mucho cuidado que tengas.Debo decir que en un principio me preocupaba que se cayera en algún extremo respecto a cómo abordaría la ceguera de Maggie, que fuera todo o muy negro/lleno de aflicción o muy blanco/optimista (ojo, que para nada digo que una u otra reacción sea la "correcta", toda experiencia es válida, pero siento que cuando se representa este tipo de situación en la ficción se suele caer en lugares comunes de los que no se sale), por lo que me alegró mucho ver el balance que se logra al presentarnos a una adolescente divertida y sarcástica sin dejar de mostrarnos su vulnerabilidad o dotarle de una perfectamente entendible actitud negativa. Fue un personaje que me gustó mucho, que en todo momento logra que te pongas en su lugar y cuya experiencia resulta alentadora sin caer en la manipulación.
El personaje de Ben, por otro lado, siento que se fue muy por el lado de existir solo para ser una lección de vida para Maggie, y no soy muy fan de eso. Además de que me parecía que la autora se esforzaba demasiado en hacerlo entrañable y al final no terminé sintiéndolo de esa manera. Quizá si hubiéramos contado también con una narración desde su punto de vista la cosa habría sido diferente (y en mi humilde opinión, más enriquecedora para la historia).
No obstante y pese a lo anterior, Te veo me ha parecido una lectura entretenida y con un encanto suficiente para recomendarla a quienes disfruten de las historias de superación esperanzadoras y que no son del todo sensibleras.
Tan solo había cambiado en una cosa: en aquello en lo que me fijaba. En aquellas cosas a las que prestaba atención. Al fin y al cabo, las circunstancias no nos cambian. Revelan quiénes somos.