Revista Cultura y Ocio

"Borat, la secuela". Sacha Baron Cohen

Publicado el 26 octubre 2020 por Juancarlos53

La película, una locura desde el título 'Borat Subsequent Moviefilm: Delivery of Prodigious Bribe to American Regime for Make Benefit Once Glorious Nation of Kazakhstan', con erratas intencionadas y abreviada como 'Borat subsequent moviefilm', o simplemente como ‘Borat 2’, ha llegado para influir en las elecciones USA del 3 de noviembre.

Sabía del estrafalario personaje de Borat interpretado por el humorista británico Sacha Baron Cohen por la sorpresa que causó en 2006 la  película "Borat: lecciones culturales de Estados Unidos para beneficio de la gloriosa nación de Kazajistán", falso documental de Sacha Baron Cohen dirigido por Larry Charles. No la llegué a ver pero la imagen del personaje ataviado con un bañador de tirantes que apenas cubría sus partes íntimas se hizo viral y apareció por doquier. Por eso cuando el otro viernes supe que iba a estrenarse en la plataforma de Amazon Video la segunda parte de este film decidí verlo.
Al inicio de la película vemos a Borat en una cadena de presos en una cantera de Kazajistán donde está condenado a trabajos forzosos como consecuencia de su anterior aventura. Hay que tener presente que los resultados de esa aventura tal y como rezaba el título completo de la película "Borat: lecciones culturales de Estados Unidos para beneficio de la gloriosa nación de Kazajistán" no habían sido muy bien acogidos en la nación kazaja. Sin embargo ahora el presidente del país recupera a Borat para encomendarle la misión de entregar un regalo a alguien próximo al presidente Donald Trump a fin de lograr que el presidente kazajo pueda entrar a formar parte del club de hombres fuertes del mundo. Si como la vez anterior no lograse culminar a plena satisfacción la misión, a su regreso le espera la pena de muerte.
Borat sale de su pueblo entre gritos e imprecaciones por parte de sus vecinos. Su hija Tutar Sagdiyev (Maria Bakalova) desea acompañarle pero dado el machismo imperante en el país y la escasa consideración que de  las mujeres tienen todos sus habitantes, incluidas ellas mismas, el padre se niega en redondo. Sin embargo Tutar se las ingenia para embarcarse dentro de una caja en la que Borat transporta una eminencia kazaja: un chimpacé encargado de la cultura del país. Tutar sobrevive a la travesía gracias precisamente a la carne de este mono.
Todo en el film es una serie de despropósitos que por el modo como se presentan provocan que rápidamente como espectadores debamos de activar un chip mental que active en nuestro cerebro el modo surreal y por ende pasemos a estar dispuestos a aceptar cuantas exageraciones, provocaciones e incorreciones políticas, sociales, religiosas y morales nos proponga Jason Woliner, director de esta segunda entrega. Los momentos hiperbólicos son frecuentes. Su finalidad no es otra que provocar a los sectores más conservadores de la sociedad norteamericana (especialmente los Republicanos), intentando mostrar su estupidez política ahora mismo que están en pleno final de campaña para las elecciones en las que el actual presidente Donald Trump se la juega. 
Todos los tópicos de la sociedad americana se tocan en esta secuela de la anterior y exitosa película; en especial los defendidos por los conservadores: segregación, defensa de las armas, defensa de los privilegios de las élites económicas, antifeminismo... son los más tratados. Y junto a todos estos se cuela en este falso documental, como un polizón que ha irrumpido sin previo aviso en la campaña, el asunto de la pandemia del coronavirus. Sacha Baron Cohen como ya hiciera en 2018 con las legislativas estadounidenses ha decidido influir en estas elecciones y por eso el estreno de la película se ha hecho coincidir con el momento final de la Campaña electoral. El empeño de todos los que participan en esta producción es poner su granito de arena para lograr que en USA no vuelva a triunfar un presidente que dirige la democracia hacia lo iliberal.
El propósito me parece loable e incluso el planteamiento elegido, acertado: una especie de falso documental en el que intervienen personajes de ficción como los dos principales y otros como Tom Hanks y muchas otras personas reales que participan en ella haciendo de sí mismos a sabiendas como si de un auténtico documental se tratase. Junto a estos individuos auténticos hay dos que participaron en ella creyendo que verdaderamente se trataba de un verdadero documental, ignorantes de que las imágenes se utilizarían en una película: el vicepresidente actual republicano Mike Pence y el exalcalde de Nueva York Rudy Giuliani que es sin duda alguna quien sale peor parado en esta comedia histriónica.
La finalidad perseguida por todo el equipo encabezado por el actor Sacha Baron Cohen en el papel de  Borat es mostrar a través de este producto híbrido de realidad y ficción la brutal hipocresía practicada por los Republicanos americanos en muchos aspectos. Para ello Borat y su hija se introducen en una fiesta de puesta de largo de jóvenes chicas a las que sus padres al llegar a la pubertad presentan en sociedad en una especie de puesta de largo. Aprovechando este formato ciertamente antiguo padre e hija participarán en la fiesta y bailarán como ven hacer a todos; pero ellos para la ocasión, al 'haberle visitado la luna' a Tutar, realizarán ante tan selecto y mojigato auditorio una danza kazaja de petición de la lluvia y la fertilidad que por sus gestos, acciones y el estado menstrual en que la chica se encuentra escandalizará a todos los asistentes. De igual manera, en otro momento, padre e hija jugarán al equívoco ante un médico ginecólogo que pensará que entre ellos ha habido incesto y renunciará a ayudarles creyendo que le están solicitando la realización de un aborto. Esta segunda situación es ciertamente cómica; no me lo pareció tanto la primera por abusar mucho en mi opinión de lo escatológico, tan sólo por el deseo de escandalizar.
Como se ve el asunto de la mujer en todos sus aspectos (opresión, liberación, empoderamiento...) es central en esta película. Otro momentos muy divertido y subidito de tono es el que protagoniza Tutar en una reunión de mujeres conservadoras. Ante tal auditorio, la joven, que acaba de descubrir  y experimentar en sus propias carnes qué es la masturbación femenina, pronuncia un discurso apasionado describiendo el acto y el éxtasis de placer alcanzado con él. Ver las caras de las muy respetables señoras que, atónitas, la escuchan no tiene precio.
Maria Bakalova, Amazon Video, Borat 2El sexo, la condición femenina y la liberación de la mujer son temas esenciales en este relato fílmico. Pero siéndolos, sin lugar a dudas el momento cumbre de esta película de 82 minutos de duración se da cuando la hija de Borat, ya liberada de los engaños paternos y reconvertida ahora en hermosa joven becaria periodista se presenta ante un tenido popularmente por libidinoso Rudy Giuliani para entrevistarle. Tras manifestarle ella su nerviosismo por su falta de práctica, el ex-alcalde la anima y la ayuda en la entrevista. Finalizada la misma y apagadas las cámaras Tutar le dice a Giuliani si puede pasar al dormitorio y él ayudarla a quitarse el micrófono. Pasan al dormitorio y allí una cámara oculta graba a Tutar pidiendo al edil Giuliani que se siente en la cama para a continuación ver cómo ella le afloja la camisa y el cinturón del pantalón. Giuliani se tumba de espaldas y en un gesto que está dando mucho que hablar se introduce la mano dentro del pantalón para... ¿qué? 
La verdad es que como espectadores nos quedamos sin saber efectivamente la intención última del ex mandatario neoyorquino pues Borat vestido con ropa interior de mujer irrumpe a gritos en el dormitorio interrumpiendo la escena íntima que parecía iba a iniciarse diciéndole a Giuliani que "eso" se lo puede hacer él en vez de su hija Tutar. Y así finaliza este momento álgido del film. Tal falta de resolución en uno u otro sentido (Giuliani ha dicho que con esa mano que mete dentro de su pantalón sólo buscaba recolocarse la camisa) ha sido muy criticada por muchos dado que diríase que Sacha Baron Cohen perdona a los republicanos al no apuntillar debidamente al morlaco Giuliani que parecía más que entregado. 
Diré que personalmente a mí el producto visto no me ha gustado mucho. Me ha parecido de un humor cuestionable, de una estética que claramente opta por el feísmo y de unos asuntos escatológicos presentados de manera esperpéntica e hiperbólica. Tanto nivel de exageración en mi opinión hace ingresar al film decididamente en el terreno de la inverosimilitud. Al tratarse de un documental, por muy falso que el mismo sea, saber si estamos del lado de la realidad o del de la irrealidad me parece más que necesario; en todo caso, por muy del lado de lo irreal que se encuentre, la verosimilitud es condición indispensable y esto, desde luego, creo que Sacha Baron Cohen por muy cómica que sea su interpretación no lo consigue.


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