Revista Ciencia

¿Borrar la memoria?

Por Alejandropumarino

¿Borrar la memoria?

Estos caracoles marinos, según se asegura en la fotografía, tienen la cualidad de producir una suerte de proteína capaz de borrar los recuerdos traumáticos en animales. Una especie de recuperación del disco duro que es nuestra memoria, como aquel agente que encarnaba Arnold Schwarzenegger en la película de Paul Verhoeven, a quien siempre le gustó moverse por mundos marginales y decadentes, de un futuro escasamente descabellado. De esta guisa, podremos olvidar el día que nos presentaron a una futura suegra, el fracaso del primer amor o el despido de nuestro trabajo, además de accidentes, fallecimientos y otras desgracias propias de la vida que nos ha tocado vivir, valga la redundancia. Este es el primer post que escribo desde una nueva ubicación del ordenador y del despacho, y me siento extraño, pero tampoco me apetece perder este recuerdo, que no es agradable. Tampoco las calabazas que coseché tantas veces en mi juventud, tristemente lejana. Ni los trabajos perdidos, ni la muerte de mi padre; sin esos datos en la memoria, jamás sería yo mismo, y probablemente, no podría escribir todo esto que hago ahora. Tengo el derecho de haber sufrido, del mismo modo que me tocó disfrutar momentos maravillosos en la vida. Hace muchos años, antes de que se inventasen los ordenadores, se descubriese el código genético de nuestra especie; mucho antes de que la electricidad resultase útil, Alejandro Dumas padre puso en boca de Edmundo Dantés, el Conde de Montecristo, que solo quien alcanzó el extremo del infortunio, puede aspirar a la máxima felicidad. Borrar las desgracias de nuestra memoria nos acerca peligrosamente al mundo feliz de Huxley, y eso no me gusta. Reivindico el derecho de no haberlo sido.


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