Anoche se disputó la vuelta de los cuartos de final entre dos de los equipos que mejor fútbol han desplegado de manera regular en lo que llevamos de Champions League. En un final de infarto los alemanes voltearon el partido y la eliminatoria ante un Málaga que supo usar muy bien las virtudes de su juego ante un equipo con argumentos como para hacerles pasar un mal rato sin el balón, uno de los ejes en torno al que gira el fútbol del equipo de Pellegrini.
El Málaga hizo muchas cosas bien ayer: empezó fuerte, sin dejar al Dortmund acomodarse, ahogó el carril central donde Gundogan no tuvo su mejor partido y procuró perder la pelota lejos de su área. Sus contragolpes siempre llevaron peligro y exigió lo mejor técnicamente de los zagueros del equipo alemán.Además contaron con el brillo de un Joaquín que ha firmado una Champions fantástica y con el acierto (como en toda la eliminatoria) de Willy Caballero, uno de los héroes silenciosos de la temporada y no acotando su rendimiento a lo que aporta a su equipo, sino a que ha sido uno de los destacados en la Liga y en la Champions por encima de guardametas con más cartel.La eliminación, no exenta de crueldad deportiva, no debe nublar a la dirección deportiva a la hora de seguir tomando decisiones dentro de un marco singular para actuar. El juego y los jugadores han ganado crédito no sólo de cara a sus aficionados, sino al respeto que se han ido ganando con el paso de los meses en esta temporada si les perdonamos tramos de irregularidad liguera que les aleja de una hipotética (y veremos que decide la UEFA) nueva clasificación para la Champions.Este equipo ha sobrevivido a una profunda renovación tras problemas burocráticos y económicos que sin lugar a dudas marcarán su futuro a corto plazo, pero desde el que han firmado el curso más brillante de su historia.
Un crédito que tenía diferente valor para el Borussia de Dortmund. El bicampeón alemán ha cedido muy pronto su condición en la Bundesliga pero su travesía a lo largo de la máxima competición de clubes en Europa parecía perdonar la desventaja con el Bayern y el duditativo inicio liguero que le sacó de la pelea antes de lo esperado.Su imagen y resultados en el 'grupo de la muerte' en Champions hacían olvidar que habían perdido la Liga antes de hora pero no hacer una Champions que, cuanto menos, hiciera olvidar el desastre de la anteriro, harían que se planteasen muchas cosas, tal vez no a nivel institucional, pero sí a ojos de aficionados propios y neutrales.Si el grupo más potente no parecía suficiente sus cruces ante Shakhtar y Málaga les han expuesto ante rivales con motivos como para hacerles pasar un mal trago (aunque el equipo de Lucescu no diera la talla en Dortmund) y, a lo largo de los 180 minutos de cada eliminatoria, no ha sido superado de forma clara.
Pero si hay algo que me ha gustado del equipo de Klopp ha sido cómo supo llevar a cabo un Plan B anoche. Fue capaz de empatar el partido con un gol marca de la casa: recuperación, transición vertiginosa sin dar opción al rival a cortar el avance y dos gestos técnicos (el pase de Reus y el regate de Levandowski) para presentar un gran gol en jugada colectiva. Y cuando el partido y la eliminatoria lo pidió, cerró con Sahin para iniciar un asedido mezclando el balón largo con las operturas a banda que sí, expuso al equipo a la velocidad a la contra del Málaga, pero forzó los errores que le dieron el pase. Un martillo pilón no paró hasta lograr dos tantos 'feos' pero que tienen el mismo valor que el primero.Cuando hablamos que jugar bien al fútbol es proponer algo acorde con los jugadores con los que cuentas y minimizando tus defectos y errores, es estimulante ver a un equipo que domina un registro a este nivel y que puede llevar a cabo otro de una manera eficaz.
Después estuvo el tema arbitral del que ya me he pronunciado en Twitter y del que ya me arrepiento de haberle dedicado una entrada en este blog no hace mucho por lo que no le daré más coba salvo para compartir una sensación: ¿No veis esta edición de Champions como una de las más polémicas a nivel arbitral? En muchos partidos de eliminatorias han habido jugadas para la moviola. Y en una competición tan igualada como esta, que el pase o no de un equipo pueda depender de un error (humano no lo olvidemos) puede regalar o castigar al aficionado pero da una imagen que seguro que se aleja de la perfección con la que pretende poner el lazo la UEFA a su producto estrella. Que se lo hagan mirar.