OJO, SPOILERS DE LA TERCERA TEMPORADA DE BOSCH
Amazon estrenó la tercera temporada de Bosch hace poco más de una semana. 10 nuevos capítulos de la adaptación televisiva de las novelas de Michael Connelly que harán vibrar de emoción a los fans de este drama policial con alma noir.
La serie da un salto temporal de dieciséis meses y comienza con el asesinato de un indigente en las calles de Los Ángeles. La temporada presenta varias tramas que irán avanzando, con ritmo desigual, a lo largo de los diez capítulos. La principal trama es la investigación del asesinato del indigente, un caso que lleva a Harry y a su compañero Jerry Edgar (este año Jamie Hector ha estado estupendo) a seguir los pasos de un grupo de ex-soldados que ahora trabajan como contratistas militares privados. Por otro lado, Harry y la fiscal Anita preparan para los tribunales el caso de un director de cine acusado de matar a una chica. Mientras todo esto sucede, Harry presencia el asesinato de Gunn, un despojo humano al que acechaba desde hace años. Siguiendo su propio código de valores, Harry guarda silencio sobre lo que sabe del asesinato pero todo cambia cuando se convierte en el principal sospechoso de la investigación. Y para colmo de males, un asesino impredecible mata a varias personas en la zona de Koreatown.
A mayores vemos como progresa la relación de Harry con su hija Maddie (Madison Lintz) ahora que viven juntos; también seguimos al jefe Irving (Lance Reddick) en sus intentos por habituarse a su nueva situación personal y conoceremos los contratiempos que impiden a la teniente Grace Billets (Amy Aquino) medrar profesionalmente. No todas estas tramas se resolverán este año lo que revela un plan argumental de largo recorrido que seguirá desarrollándose en la cuarta temporada.
Me alegro de que la serie siga apostando por dar más cancha a los policías de homicidios de Hollywood, algo que ya sucedía en la segunda temporada y que le sentó muy bien a la serie en aquel momento. Es bueno no sólo para la serie sino también para el espectador ver cómo trabaja esta particular familia de policía, ver cómo se relacionan dentro y fuera del trabajo y conocer a Robertson, otro perro viejo, que se encarga de la investigación de Gunn. Estos secundarios no son meras comparsas ni clichés del género, son personajes con buenas historias, bien escritos y bien interpretados, repletos de pequeños matices y singularidades que los dotan de vida y carácter. Bosch no es una buena serie sólo por tener un gran protagonista sino también por que el resto del reparto está a la altura de unos buenos personajes con buenas historias.
Será interesante comprobar como las líneas argumentales abiertas este año ( el regreso de la exmujer de Bosch trabajando para el FBI, el asesino de Koreatown y el asesinato de la madre de Harry) van acercándose al cierre definitivo en la cuarta temporada y el impacto que estas investigaciones tienen no sólo sobre Harry sino también sobre unos secundarios cada vez más interesantes y tridimensionales.
Un hombre miserable
Harry Bosch es un policía con su propio código moral, un policía que lo ha visto todo y que busca e imparte justicia en una ciudad brutal y amoral. El mundo de Bosch es un lienzo de Hopper repleto de desolación. Bello y cruel. Esta temporada ha sido muy interesante ver la deriva emocional del personaje, tras resolver el asesinato de su madre en la segunda temporada esperaríamos ver a un Harry más calmado, más feliz. Sin embargo, el rudo policía se vuelve más sombrío, se encierra en si mismo. Lo cierto es que está enfadado, decepcionado y frustrado porque no pudo enfrentarse al asesino de su madre al estar este ya muerto y porque descubrió que el departamento de policía encubrió el asesinato. Su cambio de actitud, su carácter taciturno y virulento no pasa inadvertido ni para su compañero Jerry Edgar (Jamie Hector) ni para su teniente -y amiga- Grace Billets (Amy Aquino). Tal y como le dice Billets resolver el caso de su madre “te ha hecho más miserable”.
No ayuda a mejorar su humor el asesinato de un joven que era su testigo en el caso del indigente, entre los capítulos cuarto y quinto hay dos escenas en la que vemos como la muerte – la visita a la escena del crimen y a la morgue- impacta en el viejo detective. Pese a todos sus años en el cuerpo, pese a su paso por la guerra, aún sigue afectándole la muerte y más cuando, como en este caso, se culpa a si mismo.
Igualmente interesante es comprobar que el tiempo y el trabajo hacen mella en Bosch y en su credibilidad. En los juzgados ya no es bien recibido como testigo porque su historial tienen demasiadas sombras. Tanto tiempo en las calles jugando al límite de la ley han convertido a Bosch en potencial culpable de un asesinato. Incluso Edgar y Billets temen que sea el asesino de Gunn dada su obsesión por el cumplimiento de la justicia (en toda la dimensión de la palabra). Es duro ver como la confianza entre Harry y Edgar se rompe y triste comprobar que Bosch, en el fondo, cree que hizo lo correcto al dejar morir a Gunn. ¿Será el fin de esta amistad? ¿Volverán a investigar juntos? Edgar se horroriza al saber que Bosch no hizo nada por evitar la muerte de Gunn y pese a lo mucho que admira a su compañero no sabe si podrá volver a confiar en él.
Welliver sigue magnífico en la piel de Harry Bosch, un personaje complejo que borda, transmitiendo toda la fuerza, emoción y poderío de un hombre que desde una espectacular terraza en las colinas vigila la ciudad angelina; es una lástima que su trabajo no se vea recompensado, ya no digo con un premio, pero al menos con una nominación.