La instantánea se corresponde con quien fuese, en su día, entrenador del Sporting en los tiempos que militaba en primera división, ahora la Liga de las Estrellas, con el eufemismo de Liga Adelante para la segunda. Vujadin Boskov falleció también, a los ochenta y dos años de edad, después de una vida dedicada al deporte rey. Su fallecimiento pasó desapercibido en comparación con el de su colega Tito Vilanova, y se entiende, porque el drama no está en el óbito -todos hemos de morir, es cuestión de tiempo- sino en el momento, o sea. El eterno segundo de Guardiola, que trabajó en la sombra para conseguir la mayor puntuación liguera del Barcelona, se fue con cuarenta y cinco años y la misma discreción con la que acumuló puntos en el campeonato; el fallecimiento es una tragedia, al margen de la popularidad o de los méritos deportivos. Boskov completó un ciclo de vida e hizo célebre la frase “punto es punto” o “fútbol es fútbol” con ese castellano limitado que habló durante los primeros años; Vilanova dejó este mundo de modo prematuro, siendo sustituido por un Tata Martino que carece del carisma discreto del gerundense. Había nacido en 1.968, poco después de ese mayo francés que pasó a la historia, como lo hará él, entre los grandes entrenadores con el mérito que supone haber sumado más de cien puntos en un campeonato de liga. que ambos descansen en paz.