El Ballesta siempre fue el club más misha de la categoría. Paradójicamente, en estas épocas de ostentación de lujo y poder, esas carencias eran el orgullo del hincha del Ballesta. Si estabas ahí, en la tribuna, colgado del alambrado oxidado, haciéndole el aguante a los once pataduras que un rato antes tuvieron que hacer una vaquita entre todos para llegar en colectivo al partido, era porque tenías esos colores en el corazón. Sabías que en tu futuro no ibas a tener gloria ni epopeyas ni vueltas olímpicas. Pero eso no te importaba. Faltaban tantas cosas en el Ballesta que de ninguna manera podía faltar la dignidad. Y el hincha del Ballesta era digno; digno de llevar esos colores. Aunque tuviera que pedir camisetas prestadas para afrontar un partido.
LA CANCHITA DEL CLUB
“Fulbo de a dos”
Hace un tiempo, con Pablo Guerrini, emprendimos la aventura de “Fulbo de a dos”, dándonos el gusto personal de escribir un libro de cuentos futboleros humorísticos, que luego publicamos. “Fulbo de a dos” se basó en una premisa: contar una ficción a partir de un historia de fútbol (cierta o leyenda urbana, no importaba). Entre las anécdotas que barajamos, surgió una: hubo un club del conurbano que una villa miseria le chupó la cancha. Y que, una vez relocalizados, volvieron a sufrir un intento de copamiento que se evitó con la intervención de la hinchada que defendió el nuevo campo de juego.
A partir de esa anécdota, inventamos una historia, del Presidente de un club llamado Ballesta que debe bluffear para que no le ocupen la cancha, como le había pasado veinte años atrás cuando era un simple hincha.
Personalmente, “La canchita del club”, el cuento en cuestión, es el que más me gusta de todo el volumen. En esas páginas logramos algo que instintivamente intentamos en cada cuento: que el fútbol fuera una excusa para mostrar un contexto, pegar una mirada a una situación social, a un conflicto humano.
Cuando el año pasado presentamos el libro en la sede de la Editorial Dunken, salimos a promocionarlo en todos los lugares: Facebook, Twitter, algunas entrevistas de medios radiales amigos.
Cuando uno escribe, tira una botella al mar. Nunca se sabe quién la recibe del otro lado de océano. Lo sabemos bien por las repercusiones que han tenido algunos de los posts que subimos a esta “Libreta Chatarra”, sin saber todavía dónde está la fórmula del éxito, porque cosas que apostábamos que iban a pegar, fueron recibidos con indiferencia, y artículos por el que no dábamos dos pesos, se volvieron los más leídos del blog.
Bueno, con este cuento pasó algo así, algo inesperado. Porque unas semanas después de la promoción del libro, por redes sociales, nos llegó el mensaje de un tal Walter Gómez que nos dijo: “Los del cuento somos nosotros”.
Nosotros es el Club Central Ballester, que hoy milita en la Primera D, y efectivamente, quien nos contó la historia de la cancha tomada nos habló de Ballester, al que bautizamos Ballesta en nuestro cuento.
A partir de allí, fuimos invitados a visitar la nueva cancha de Ballester, en Sarratea y Camino del Buen Ayre en José León Suárez. Walter trabaja en la parte de prensa del club y es un hombre comprometido con la institución. Nos llevamos el mejor de los recuerdos de la visita así como una carrada de historias que supera, por lejos, nuestra ficción. Y nos ganamos un grupo de amigos con el que estamos en el día a día del club.
Tanto es así que, en la última presentación de “Fulbo de a dos” en la Feria del Libro, en el stand de UPCN, el pasado 10 de mayo, los amigos de Central Ballester estuvieron invitados y participaron de la charla, regalándonos unas elogiosas y cálidas palabras que nos conmovieron.
Para los que quieran apoyar al club, la manera más fácil de hacerlo es unirse a los sitios del club en Facebook:
https://www.facebook.com/prensacentralballester
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Y también asociarse y seguir la campaña del club.
Gracias, Central Ballester. Gracias, Ballesta.