Revista 100% Verde
En 1963 Alfred Heineken, junto con el arquitecto John Habraken, ideó un envase capaz de funcionar como ladrillo. Se trata de la Heineken WOBO, diseñada especialmente para resolver el problema de la basura, ofreciendo un material de construcción que estuviera al alcance de todos. Una vez consumido el contenido podía ser usada como ladrillo para construir paredes.
La WOBO fue diseñada en dos tamaños -350 y 500 mm- y con un formato capaz de encajar para realizas una pared. Se realizaron 100 mil de estos envases, pero la producción se frenó cuando los directores de marketing rechazaron la idea por considerar que afectaría a la imagen de la empresa.
En la actualidad, en el Museo de Heineken en Ámsterdam se expone una pared construida gracias a estas botellas.
La idea no nos parece nada mal…tomas una cerveza y aprovechas reciclando el envase para construir alguna pared, o para crear un ambiente diferente en nuestro hogar.
Como podéis ver La historia del reciclaje no es nueva.