Mapa de la isla de Bougainville, perteneciente a Papúa Nueva Guinea
Bougainville es la isla de mayor tamaño del archipiélago de Salomón (más grande que Chipre o Córcega) y, sin embargo, no forma parte de este país. Separada de su “país natural” por caprichos del colonialismo europeo, hace dos décadas la isla se convirtió en un campo de batalla entre independentistas y las fuerzas de Nueva Guinea, aunque en los últimos años la situación se ha normalizado lo suficiente como para no temer otro conflicto armado, pese a que existe aún un gran número de personas armadas. La llamada “Guerra de los Cocos” ha sido el mayor de los conflictos que ha teñido de sangre el mar de Oceanía desde la Segunda Guerra Mundial.
Breve historia de Bougainville
Nombrada así por el navegante francés Louis Antoine de Bougainville, no fue ocupada ni por franceses ni por ingleses sino por alemanes. Aunque Bismarck no tuviera el más mínimo interés en la expansión colonial, lo cierto es que muchos eran los que querían que el Segundo Reich entrara en el tablero global mediante la colonización de nuevos y lejanos territorios. Dos sociedades, la Kolonialverein y la Sociedad Germana para la Colonización, impulsaron esta campaña, la cual, en pocos años, atrajo suficientes adeptos como para crear colonias alemanas en el Pacífico Sur. Otto Finsch, explorador germano y el banquero Adolph von Hansemann, fueron los que desarrollaron la Compañía Alemana de Nueva Guinea. En 1884, la bandera del Reich ondeaba en Kaiser Willhelmsland (noreste de la isla de Nueva Guinea), el archipiélago Bismarck y en una parte de las Islas Salomón, entre ellas, Bougainville. Diez años más tarde, por una serie de tratados, las Islas Salomón fueron transferidas al Imperio Británico mientras que la isla de Bougainville y la de Buka permanecieron bajo control alemán.
Tropas alemanas entrenando nativos en Nueva Guinea
Con la Primera Guerra Mundial, la situación en el Pacífico Sur se tensó. El resto de la parte occidental de la isla de Nueva Guinea estaba bajo administración holandesa mientras que la suroriental lo estaba bajo la australiana, y por ende, ligada a la Commonwealth y al rey británico mientras que la porción noreste y las diferentes islas a su alrededor estaban bajo control del Káiser.
Al estallar las hostilidades, Australia atacó las posesiones germanas sin demasiadas dificultades. Con el tratado de Versailles, el Reich perdía sus posesiones en favor de Australia, que sería la administradora tanto de la parte alemana de Nueva Guinea (Kaiser Willhelmsland), como de las Bismarck y de Bougainville.
Pasaron los años y aquellas islas perdidas en el mayor océano del mundo se convirtieron en escenarios de terribles combates entre los Aliados y los japoneses durante la Segunda Guerra Mundial. Ocupadas en 1942 por estos últimos en pos de crear bases aéreas y navales para reforzar su posición durante la campaña de las Islas Salomón, fueron invadidas al cabo de un año por las fuerzas americanas y de la ANZAC. Tras la guerra, en Bougainville había más de 20.000 cadáveres, la mayoría de ellos japoneses.
Fuerzas americanas en Bougainville, 1944
Todos aquellos territorios reconquistados por las fuerzas aliadas pasaron a control australiano otra vez (Fideicomiso de Naciones Unidas), el cual los organizó como “Territorio de Papúa-Nueva Guinea”, con capital en Port Moresby.
El nacimiento del sentimiento independentista
A diferencia del conflicto independentista entre Nueva Caledonia y Francia, aquí no se discute con la metrópolis sino con un estado soberano independiente, Papúa-Nueva Guinea. Un episodio clave es la creación de la mina de Panguna por parte de una subsidiaria de la enorme Rio Tinto. La isla posee grandes reservas de cobre y de oro, lo cuál la convierte en una pieza fundamental en la economía de Papúa (como también lo era para Australia). Al no haber beneficios para la población local y contemplar la enorme destrucción ambiental que suponía aquella mina (que llegó a ser el 40% del PIB de Papúa), la gente empezó a manifestarse y a pedir la independencia del país. En 1975, el territorio se convirtió en estado soberano pero para la isla de Bougainville, más cercana a las Salomón que al gobierno de Port Moresby, las cosas no cambiaron demasiado.
La enorme mina de Panguna llegó a suponer el 40% del PIB de Nueva Guinea
El conflicto entre el gobierno central y las entidades de la isla acabó por explotar definitivamente con la creación del Bougainville Revolutionary Army, en 1988. A base de sabotajes y atentados, consiguieron cerrar la mina, aunque Papúa reaccionó declarando el Estado de Emergencia y aboliendo el estatuto de autonomía de la isla. Francis Ona, líder del movimiento secesionista y del Ejército Revolucionario, declaró la independencia unilateralmente en 1990, aunque tal iniciativa causó la división de la población de Bougainville. Por un lado, el gobierno interino presidido por Ona y apoyado por sus milicias; por otro, los clanes enemigos de Ona (en la isla de Boka principalmente) y el gobierno de Papúa Nueva-Guinea, el cual en una primera fase se dedicó a armar a la resistencia para evitar intervenir directamente.
Francis Ona charlando con miembros del BRA
La Guerra Civil
El gobierno de Paias Wingti, lanzó una ofensiva que logró recuperar la capital de la isla, Arawa, en 1993, pero acabó siendo rechazada. Tras esta primera fase de intervención directa del ejército papú, la cual no logró vencer a los rebeldes, el gobierno de Port Moresby decidió bloquear la isla mientras apoyaba a las etnias que eran contrarias a Ona y los demás líderes del BRA. En 1994, Ona y su camarilla de líderes fundaron la República de Megamui, el nombre aborigen de Bougainville. Se intenta otra ofensiva por parte de Papúa, pero la toma de la mina de Panguna, que había de ser la batalla decisiva, fue un rotundo fracaso, cosa que provocó la caída de Wingti y el ascenso del popular ministro de exteriores Julius Chan al poder.
En 1995, y con el apoyo de Australia, se crea un Gobierno de Transición con capital en Buka, dando el título de Primer Ministro a un antiguo líder del gobierno independentista de Ona, Theodore Miriung. Así pues, el norte de Bougainville (la isla de Buka), quedaba en manos de un gobierno leal a Papúa-Nueva Guinea mientras que el sur continuaba en manos del gobierno interino de Bougainville. Poco después, en Queensland (Australia), se celebran unas negociaciones de paz donde ningún bando resuelve nada. Lejos de solucionarse el tema, la violencia se recrudece.
En 1997 el escándalo de Sandline (mercenarios contratados por el gobierno de Chan para tratar de vencer a aquellos rebeldes armados con rifles y fusiles de la Segunda Guerra Mundial), sumado al documento de Amnistía Internacional que denunciaba las matanzas que se estaban dando en la isla, pone a Papúa-Nueva Guinea en el foco de la atención pública. En Port Moresby los ciudadanos comienzan a protestar por la guerra y Julius Chan es seriamente cuestionado. Hay una conflicto interno entre líderes del ejército papú que imposibilita aun más la continuación de los enfrentamientos con Ona y el BRA.
Finalmente, el nuevo Primer Ministro papú Bill Skate y dos de los líderes del gobierno interino de Bougainville, Joseph Kabui y Sam Kauona (Francis Ona no aceptó la negociación), firmaron los Acuerdos de Lincoln en enero de 1998, donde se establecía la retirada total de las tropas de Port Moresby y la consecución de la autonomía, cosa que un poco más tarde sería rechazado por Kabui.
La guerra causó entre 1.000 y 20.000 muertes (la cifra de la ONU es demasiado alta según los expertos australianos), lo cual la convierte en el conflicto más grave en Oceanía desde la Segunda Guerra Mundial. De ser cierta la cifra de 20.000 víctimas mortales, estaríamos hablando de la desaparición del 10% de la población insular.
La situación actual
Mientras Kabui y el gobierno papú continuaban con las negociaciones en los despachos, Francis Ona y sus más leales seguidores continuaban su lucha armada en los alrededores de la mina de Panguna. Finalmente, éste falleció en 2005 y las posiciones entre Arawa y Port Moresby se fueron acercando. El Presidente de la Región Autónoma de Bougainville ha prometido un referendo de autodeterminación con reconocimiento de Papúa entre 2015 y 2020, antes de lo cual se ha de solucionar el asunto de las armas (la población de la isla sigue fuertemente armada) y negociar los términos de quién puede votar y quién no. Los melanesios étnicamente cercanos a los habitantes de las Islas Salomón se niegan a aceptar que voten los “pieles rojas”, es decir, los habitantes que provienen de Papúa.
Escudo con la bandera de Bougainville
Aun así, y a diferencia de Nueva Caledonia, la mayoría de la población de Bougainville sí desea la independencia puesto que apoyó masivamente a Ona cuando llamó al boicot de las primeras elecciones autónomas (patrocinadas por Nueva Zelanda) tras la guerra civil. Tan solo votó el 3% del electorado.
Reabrir la mina
La mina de Panguna sigue cerrada a día de hoy, pese a contener todavía unas reservas estimadas de oro y cobre con un valor aproximado de 50.000 millones de dólares. Tal astronómica cifra es el motivo principal para la celebración del referéndum. Bougainville quiere reabrir a toda costa la mina y convertirse así en uno de los estados más ricos de la Melanesia (aunque cabe recordar lo que pasó en Nauru, que tras ser uno de los estados más ricos del mundo, al acabarse los recursos se convirtió en una nación pobre y olvidada). El 53% de la mina sigue estando en control de Rio Tinto, mientras que el gobierno central de Papúa posee el 19% y Bougainville un 27%. El problema está en los cálculos que la gran empresa minera ha hecho para saber si le será rentable. Según los expertos, reabrir la mina costará 6.500 millones de dólares sólo para empezar. Por otro lado el gobierno de Papúa-Nueva Guinea ha lanzado el órdago de intentar hacerse con la mina mediante la compra de acciones a Rio Tinto, algo que al ser propuesto provocó el rechazo absoluto del gobierno autonómico y en especial de John Momis, el actual dirigente de Bougainville. Controlar la mina sería controlar la mayor parte del PIB del nuevo país (de salir “sí” en el referendo), o lo que es lo mismo, Papúa ejercería un dominio absoluto de la isla a modo de potencia colonial en pleno siglo XXI.
Lo que está claro es que no será fácil. Además de las muertes que se acumulan a sus espaldas, los gobiernos de Port Moresby y Arawa siguen, pese a las formas, siendo antagonistas, y ninguno de los dos quiere renunciar a ese preciado tesoro que se esconde bajo el subsuelo de Panguna en forma de oro y cobre. Tienen cinco años para encontrar una solución, una solución que acabaría con un conflicto que ha sido el más sangriento del Pacífico sur desde la Segunda Guerra Mundial.
MÁS INFORMACIÓN: Si el lector quiere saber más, recomendamos The Coconut Revolution, documental de 2001 y Bougainville – Our Island Our Fight, de 1998.