La cinta está nominada a seis Oscar: Mejor Película, Mejor Director (Richard Linklater), Mejor Actor de Reparto (Ethan Hawke), Mejor Actriz de Reparto (Patricia Arquette), Mejor Guión Originar (Richard Linklater) y Mejor Montaje. También es una de las favoritas para los premios BAFTA con cinco nominaciones (todo lo anterior menos el montaje). En cuanto a los Globos de Oro, la antesala de los Oscar, ‘Boyhood’ consiguió tres premios repartidos en las siguientes categorías: Mejor Película Dramática, Mejor Director y Mejor Actriz de Reparto.
En primer lugar, le obliga a estar frente a la pantalla casi tres horas, pero tres horas llenas de la más absoluta nada. Y, entre ustedes y yo (y no volveré a hablar en primera persona), los primeros 60 minutos los pasé pensando en cuándo llegarían los anuncios de Antena 3 y en que se trataba de la típica película de sobremesa de los domingos… En las siguientes dos horas no dejé de pensar en que quería que acabara.
Lo único curioso es que se ha rodado con los mismos actores a lo largo de 12 años, desde 2002 a 2013. En total fueron 39 días de rodaje en los que el elenco se reunía para retomar la historia y enfocarla según sus propias experiencias y crecimiento, un estilo de trabajo propio del cine de Linklater y que ya probó en la saga ‘Before’. Entonces aquí hay que añadir que ni siquiera es un experimento cinematográfico nunca antes visto… ¿Es este matiz, por lo tanto, suficiente como para triunfar como ya lo está haciendo? Más importante que el rodaje es la historia en sí, insulsa y carente de interés en este caso.
La trama no termina de enganchar en ningún momento. Sin ritmo, se centra en contar escenas de la vida cotidiana en un intento de parecer una película cercana, pero no pasa de lo aburrido. La película sigue a Mason (Ellar Coltrane) desde los seis años durante algo más de una década poblada de cambios, mudanzas y controversias, relaciones que se tambalean, bodas, diferentes colegios, primeros amores y primeras desilusiones.
Los diálogos son cortos, pobres e inconexos. Los actores añaden un poco más de mediocridad al cóctel. Y aquí llega otra crítica más. Linklater enchufa a su hijita (Lorelei Linklater) en la película y el resultado es nefasto, porque la pobre tendrá muchas cualidades, pero está claro que la de la interpretación no.
El final… bueno, deja con la misma sensación del comienzo. Sólo se dará cuenta de que ha acabado cuando aparezcan los créditos.
Para algunos puede tratarse de una película revolucionaria, independiente y con personalidad que se aleja del cine de masas, pero es probable que la gente ‘de a pie’ no busque este tipo de entretenimiento. Suena más bien a película de temporada, de moda, que en unos años haya quedado en el olvido.
Es posible que con algo más sencillo, que contenga algún tipo de historia con gancho, que el espectador se identifique con alguno de los actores, que tenga una banda sonora recordable, se llegue más fácilmente al público. En resumen, si la votación de los Oscar fuese abierta, ‘Boyhood’ –e incluso ‘El gran Hotel Budapest’- tendría sus vitrinas bastante vacías.
WRITTEN BY
Maria Marquez Calatrava
Periodista, actualmente redactora en El Economista. En el pasado ha trabajado en otros medios, principalmente deportivos, como MARCA o Palco Deportivo.