Se podría decir que no soy seguidor del señor Richard Linklater seguido por muchas personas gracias a la saga ‘Antes del…’ pero desgraciadamente antes de ver esta obra que tanto tiempo llevaba esperando solo había visto la cinta más comercial posiblemente del director que es ‘School of Rock’, una infravalorada cinta que fue arruinada en España por su mediocre doblaje. El hecho de que haya sido rodada en doce años fue lo que hace meses despertó claramente mi atención y tras recibir críticas grandiosas y esforzarse tanto por crear un proyecto casi improvisado porque la cinta se adapta muy bien a la época y creo que el guión se iría escribiendo sobre la marcha fue lo que mis expectativas volaron hasta llegar a un límite de no poder aguantar para verla. Sentado en la sala por fin pude pensar y creer que algo bueno me esperaba pero tenía el temor de aburrirme y que la historia no me envolviese durando 160 minutos.
Efectivamente, al igual que me pasa con muy pocas cintas de universos ya hechos como los de Marvel o el de Tolkien, fue entrar en el juego de la película desde el primer minuto. No despegarme ni moverme del asiento pendiente de todo lo que pase, sin mirar el reloj en toda la cinta, asombrado por la maravillosa selección musical, impactado por las escenas dramáticas, identificado con varios momentos de la niñez de Mason interpretado majestuosamente por la promesa Ellar Coltrane, quien le vemos desde niño hasta casi adulto. La cinta no tiene un inicio, un nudo y un desenlace, simplemente te muestra como bien subtitula el título ‘Momentos de una vida’, por lo cual te narra y te muestra la evolución y la madurez de absolutamente toda esa familia, donde florecen los estudios, las presiones, las mudanzas, los divorcios, los primeros amores, los desamores, etc. No solo vemos la evolución y madurez a la vez que talento de Mason sino el sufrimiento y responsabilidad que lleva a cabo su madre quien para mí resulta una revolución de personaje interpretado perfectamente por Patricia Arquette (‘Amor a quemarropa’) quien transmite la mayor carga emocional de la cinta y sin duda espero que se lleve nominación al oscar al igual que el fabuloso y complejo montaje de escenas perfectamente distribuido en diferentes etapas de la vida.
La dirección es otro de los aspectos donde más me ha tocado la fibra sensible ya que Linklater no se dedica a adoptar una dirección de cámara convencional o típica sino que su estilo clásico y su forma de grabar hace que nos sintamos al mismo lado de los personajes dejando varios planos sin cortes como la escena de Mason con una compañera en bicicleta que empieza la calle bajando y no se corta la escena hasta el final de la calle. Su banda sonora no es original ni está amoldada a la historia sino que es una amplia selección musical que te emociona y está perfectamente escogida para cada época. Ethan Hawke (‘Colmillo blanco’) también resulta un sabio consejero donde se muestra la mayor madurez de rectificar y construir una nueva vida, mejorar el pasado y eso lo interpreta muy bien aunque de forma más secundaria que por ejemplo Arquette.
En definitiva, ‘Boyhood’ no solo es la mejor película del año hasta la fecha para mí sino que es una experiencia inolvidable y dudo que sea irrepetible ya que es difícil aunque no imposible que esta técnica tan trabajada de rodar durante tanto tiempo se quede en la mente de varios directores que busquen esa moda que tanto ha emocionado a la crítica y al público. Es cierto que no cuenta nada nuevo ni original pero la manera en que está contada es lo que la hace especial. Se podría decir que es una obra de arte que no sabes donde va a terminar y que cuando finaliza y ves los créditos quieres seguir explorando más de la ascendente vida de Mason.