Revista Cine
Director: Frank Henenlotter
Hace poco, me parece que en "If Beale Street Could Talk", un personaje utiliza la expresión basket case como sinónimo (al menos así fue traducida) de caso perdido. Inmediatamente recordé la trilogía "Basket Case" de Frank Henenlotter y me hizo bastante gracia el doble significado del título, porque la trilogía trata sobre un muchacho que lleva un monstruo escondido, justamente, en una caja de mimbre (es decir, en una basket case), y claramente podría decirse que tanto el muchacho como el monstruo son, para qué negarlo, casos perdidos. Pensando esas cosas me dije que bueno, veamos las otras tres películas de Henenlotter, y acá estamos con "Brain Damage", que es en realidad el segundo largometraje del director (durante el cual, en una breve aunque divertida escena, aparece, a modo de cameo, el muchacho con la caja de mimbre esa), realizado entre la primera y la segunda "Basket Case"."Brain Damage" es una entretenida película de terror, que comparte bastantes similitudes temáticas con "Basket Case", como por ejemplo el protagonista, algo torpe y chambón (éste en particular parece salido de la "Trilogía apocalíptica adolescente" de Gregg Araki), ciertamente no malvado ni perverso ni nada por el estilo, que se ve envuelto en una serie de sangrientos asesinatos perpetrados por un monstruito que lo tiene bien agarrado de las bolas. Acá el monstruo es un gordo gusano fálico que se alimenta de cerebros humanos y que, en agradecimiento, inyecta en los cerebros que no come un líquido que es más poderoso que cualquier droga creada por el hombre, creando así la dependencia en esas personas que harán todo lo que el monstruito ordene con tal de no perder su dosis de líquido azul. De esta forma, hasta podría decirse que "Brain Damage" es una especie de alegoría sobre la drogadicción y, quizás, un tratado anti-drogas. El conflicto, en todo caso, radica en que el muchacho no quiere perder sus dosis aunque no le gusta mucho eso de ir ayudando al monstruo a matar personas, y más o menos así transcurre el metraje de ochenta minutos hasta que una sobredosis rompe los límites y crea un nuevo estado de, ejem, iluminación. No obstante una puesta en escena y montaje un tanto televisivos (me recuerda a esas series tipo "Historias de La Cripta", lo cual me extraña porque las "Basket Case" estaban bastante bien dirigidas considerando el tipo de película que son), "Brain Damage" cuenta con secuencias onírico-surreales bastante inspiradas y muy bien logradas que resultan, innegablemente, deslumbrantes mientras duran. No hay tanto cuidado al momento de crear y desarrollar personajes (y aunque hay cierto interés por situarse en bajos fondos, hasta ahí llega el "retrato" social) y las actuaciones están manejadas con poco tino, pero el tono cutre del conjunto hace que ciertos elementos chirriantes pasen relativamente desapercibidos.
"Brain Damage" no es tan buena como esperaba, considerando los antecedentes del director, pero, a fin de cuentas, es una película entretenida, algo demente y con notorias intenciones e ideas (algo de lo que carecen muchas películas de terror) que, eso sí, no me parece que se hayan materializado cabalmente en su resultado final. Con todo, lo van a pasar bien viéndola.