Hace ya algunas semanas que en distintas cadenas de televisión varios anuncios de bebidas nos venden una misma idea: bebe mi producto que tu vida será guay. Concepto antiquísimo, por cierto, pero que debe funcionar a la vista de que es lo que sigue haciéndose con el paso de los años, aunque cambien formatos y estilos. Evidentemente, las empresas tienen que vender, en ese aspecto ni entro, pero ahora que tan de moda está el ‘branding emocional‘, sí, ese rollo del paradigma para conectar las marcas con las personas a través de los sentimientos, es fácil descubrir que o faltan sentimientos originales o simplemente las firmas que venden un mismo tipo de producto se copian unas a otras.
Verán, es muy fácil de entender si vemos estos dos anuncios. Ambos transmiten un ‘buenrollismo’ tremendo, pero ¿no les da la sensación de que son muy parecidos? Cada uno, por separado, puede gustar más o menos. En términos generales los dos emiten sensación de desenfado, alegría, juventud, belleza, diversión… siempre con el botellín, claro. Parto de la base de que no soy ninguna experta en creatividad publicitaria, pero sí me pregunto como espectadora si es tan complicado dar con una idea que traslade con claridad el mensaje que se quiere dar sin caer en la copia. Veamos el primero, de cerveza San Miguel, que recurre a un artista internacional como gancho.
Y ahora el de Estrella Damm, que también utiliza a un grupo de música, esta vez español, para lanzar el buen rollo que debe suponer beber esta cerveza.
Yo, por lo pronto, a falta de comprender bien por qué las empresas del mismo género acaban haciendo anuncios muy similares, me quedo con este otro. Un clásico. No sé cómo lo hace Coca Cola pero sus campañas son siempre un éxito. Y no se me parece a ninguna otra de las que haya visto. ¿Saben la clave?