El control de las necesidades del Branding reside en el proceso social que se sustrae al intercambiar y crear productos y servicios satisfactorios para el usuario.
El marketing, involucra estrategias de mercado, de ventas, de estudio y posicionamiento de mercado en torno al desarrollo de la marca, por ello Branding, cultiva dichos planes, para adquirir y mantener un nivel de coherencia con la imagen proferida por la empresa.
Branding profundiza armonizando las intenciones del marketing que desembocan en una necesidad de vinculación estrecha con las actividades sociales de la marca. De este modo, es preciso registrar las influencias, los gustos, los puntos de vista, así como, a los seguidores de la marca para estimar el valor social de su identidad.
Es a través de dicha actuación social cuando los usuarios potenciales obtienen respuestas útiles siendo relevantes para la marca, además de propiciar, no sólo el desarrollo de tácticas, sino de algo mayor que suponga la sostenibilidad a largo plazo de la misma.
Supone por tanto, aceptar que las marcas se acomodan en las mentes de los consumidores evolucionando constantemente en un proceso de co-creación experiencial, ya que, significa cómo los usuarios se relacionan entre sí con el contexto de las marcas y de cómo las marcas, empresas, productos y personas se relacionan con los usuarios.
En definitiva, asignar el valor y el poder diferenciador corporativo implica entender el trabajo desde la organización interactiva del movimiento socializador que desempeñan las marcas que hacen Branding, no es tener el control sobre ellas, sino permitir su desenvoltura. De hecho, apunta hacia un trabajo más duro pero con resultados y beneficios mayores.