Las líneas ya dibujadas en el tejido empresarial que obtuvo cotas de éxito en la Era Industrial se enfrentan al gran reto de poner en pie un Valor de Reputación de Marca que es demandado por los grupos de interés que ya viven en una Era de la Información que devuelve, sistemáticamente a todos los puntos de encuentro, cada una de las incoherencias que la Imagen Corporativa se empeña en defender apoyada única y exclusivamente en estrategias de marketing que solo logran fidelizar, justo hasta donde dura la oferta y que solo son avaladas por costosas campañas publicitarias que logran impactar en la conciencia del interlocutor que admira la belleza de una pequeña obra de arte pero que no logra trasladar de forma coherente el logo o la Imagen Corporativa como una impresión de confianza.
Perfilar contenidos que avalen los mensajes que la Imagen Corporativa proyecta dotándoles de entidad real como Imagen de Marca, es el trabajo habitual del personal Branding o el departamento que busca el diseño de ese concepto de Branding que se empeñará en delinear un Valor de Responsabilidad Social Corporativo que pueda invitar al Valor Funcional a ser totalmente envuelto en un Valor Emocional que logra transmitirse como una experiencia óptima para compartir en todos los puntos de encuentro con los grupos interesados en el proyecto empresarial.
Cumplir con las expectativas que los mercados devuelven como necesidad de construcción de Reputación, es cumplir promesas tanto dentro, en todo el tejido empresarial, como fuera en todo el entramado que proyecta el Valor Funcional hacia la expansión, manifestando claramente el objetivo de transmitir el compromiso de permanecer en los mercados por largos períodos de tiempo, como miembro influyente de la comunidad.
El diseño de Branding en todo el tejido empresarial debe implementarse en los ámbitos que abarcan la comunicación interna, la comunicación de la organización con un formato de interactividad donde sea posible un feed back de colaboración y compromiso en conseguir mejoras, la implementación de líneas claras de marketing interno capaz de encontrar en el empleado el aliado que conoce todo el Valor Funcional ayudándolo a desarrollar las habilidades necesarias para funcionar en entornos creativos que promuevan la innovación y que son gestionados por líderes de auténtico valor para la gestión del talento aportando soluciones globalizadoras donde todos ganan, retroalimentándo la comunicación para la elaboración de estrategias más precisas que ayudan a poner en pie una Cultura de Marca, atendiendo a todos las diferencias que provienen del capital humano que trabaja conformando el marco de la organización.
Todo el tejido empresarial, debe ser partícipe de la transformación. Una transformación que en cualquier caso implica que el empleado, al igual que toda la Imagen Corporativa debe erradicar el hábito de vender más de lo que tiene, para moverse con toda rapidez por una estructura que debe ser convertida en una experiencia óptima que luego podrá trasladar a todo lo que toque en sus tareas diarias, como una promesa de obligado cumplimiento.
Con solo un empleado aburrido y desatendido en sus necesidades básicas, el caldo de cultivo para la creación del talento necesario para percibir su tarea, por importante o mínima que sea, como un canal de comunicación, a través del cual, la Imagen de Marca se relacionará con sus grupos de interés, donde parte del cometido será desplegar una labor de embajador de la Marca, dará al traste con todos los esfuerzos que se hayan acometido.