Revista Economía

Brasil recibe el golpe de la depreciación de su moneda

Publicado el 27 agosto 2013 por Agendabursatil
Apenas dos años atrás, Brasil enfrentaba un grave problema con su divisa: era demasiado fuerte. Las fábricas locales cerraban sus puertas incapaces de competir con las importaciones chinas, baratas por la apreciación del real. Fernando Pimentel, ministro de Comercio y cercano asesor de la presidenta Dilma Rousseff, dijo que "Brasil se unió al grupo de países con fuertes divisas" y llamó a las industrias a adaptarse a la nueva realidad.
Ahora, mientras los inversores globales venden sus activos de mercados emergentes, el problema de Brasil dio un vuelco.
El real, junto con la rupia de India, se ha debilitado más que cualquier otra gran divisa desde mayo. Su derrumbe del 16 por ciento está obligando a empresas, autoridades y consumidores a prepararse para las consecuencias, entre ellas la inflación y un mayor costo del financiamiento desde el exterior.
La caída se ha convertido en otro símbolo de la pérdida de atractivo de Brasil entre los inversionistas y asestó un fuerte golpe a los productores, que reclaman que los pilares básicos de la economía más grande de América Latina han cambiado constantemente durante el Gobierno de izquierda de Rousseff.
El ministro de Hacienda, Guido Mantega, dijo a un periódico de Sao Paulo el fin de semana que la depreciación "no es buena para nadie".
El economista jefe de mercados emergentes de Capital Economics en Londres, Neil Shearing, dijo que "cambia el cálculo para todos (...) Lo que tiene sentido cuando tienes una moneda sólida ya no lo tiene en un nivel más débil".
Una década de crecimiento constante parecía haber puesto a Brasil en la vía rápida para convertirse en un país de primer mundo, atrayendo importantes cantidades de inversión extranjera y haciendo del real una de las divisas más codiciadas en el mundo.
Desde mayo, cuando los inversores volvieron a los mercados desarrollados apostando a una recuperación de Estados Unidos, el real se ha desplomado. El lunes cotizó en 2,39 unidades por dólar. La semana pasada se acercó a un piso de cinco semanas que, en comparación con mediados del 2011, representa una caída del 37 por ciento.
La mayor amenaza de un debilitado real es la inflación, especialmente en un país con una larga historia de dramáticos aumentos de precios. La inflación anual a fines de julio era de un 6,27 por ciento, apenas por debajo del techo del rango meta del Gobierno.
Con un real más débil, aumenta el costo de los alimentos, suministros industriales y bienes de consumo importados. En el último año, el precio de la harina de trigo subió un 29 por ciento, según datos del Banco Central.
Los mayores costos plantean desafíos operacionales para las compañías con fuertes gastos en dólares y a aquellos que necesitan un asequible acceso al capital externo.
El Gobierno se vio sorprendido por la repentina depreciación, que podría complicar aún más un esperado intento por una reelección de Rousseff el próximo año.
Sin embargo, economistas dicen que no existe nada detrás de la caída del real que deba haber tomado por sorpresa a alguien.
"Cualquier modelo económico te habría dicho que esto iba a pasar", sostuvo Marcio Garcia, economista de la Universidad Católica de Rio de Janeiro y profesor visitante de la escuela de negocios del MIT. "La pregunta era cuándo".
En un intento por apuntalar al real y combatir la volatilidad, el Banco Central de Brasil anunció la semana pasada que intervendrá los mercados de divisas con efectivo diario y swaps cambiarios por 60.000 millones de dólares hasta fin de año. - Reuters.

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