Por su cercanía a Viena (tan sólo 60km) o incluso a Budapest, Bratislava es una ciudad que se incluye en muchos circuitos turísticos como visita de un día desde las otras capitales. El núcleo histórico no es demasiado grande y con pocas horas se pueden ver los lugares más interesantes de la ciudad. Sin embargo, aconsejo dormir por lo menos una noche en Bratislava.
Los motivos son diversos pero el principal es ver desaparecer ya avanzada la tarde los muchos grupos guiados que invaden el centro y disfrutar de la quietud de calles y plazas casi desiertas con sus bien logradas iluminaciones, otra razón de peso para quedarse a dormir. A primera hora de la mañana, ver el movimiento de la gente que acude a sus puestos de trabajo, o el personal de restaurantes, bares y tiendas que empiezan a arreglar sus negocios esperando que igual que ayer y como mañana pasen muchos grupos de turistas y muchos cruceros fluviales con gente dispuesta a dejarse los euros, también moneda oficial en Eslovaquia desde el año 2009.Viajamos a Bratislava en tren desde Budapest. Los trenes internacionales parten desde la estación de Keleti y la frecuencia es lo suficiente elevada para poder escoger horario que se adapte a las necesidades de cada uno.Compramos billete para el tren Budapest – Berlín con parada, claro está, en Bratislava. Nos acomodamos en un compartimento de seis plazas pero viajamos solos durante las 2horas 45 minutos que dura el trayecto. El cambio de país lo anuncian por megafonía y nos parece entender que nos informan también sobre el cambio de moneda. Lo que no cambia al entrar en la República Eslovaca son los paisajes de grandes explanadas verdes ni el clima, porqué el sol abrasador y el cielo sin rastro de nubes continúan igual que en la vecina Hungría.Desde la estación caminamos apenas diez minutos hasta el hotel situado en pleno centro pasando por delante del Palacio Grassalkovich, un edificio de grandes dimensiones y con una fachada de un blanco que deslumbra como si estuviera acabada de pintar. Una gran puerta con filigranas en negro y dorado con varias banderas de la República de fondo, es el punto escogido por los turistas para hacerse la foto de recuerdo. Se construyó en el siglo XVIII en estilo rococó como palacio de verano para un aristócrata, aunque actualmente es la residencia de Presidente.
Palacio Grassalkovich
Palacio Grassalkovich
Como ya he comentado, la Ciudad Vieja es de pequeñas dimensiones y aunque circulan los tranvías se puede recorrer perfectamente a pie. Entramos por la Puerta de San Miguel, la única que queda de la muralla medieval que rodeaba la ciudad. La torre es posterior (S.XIV) y en su parte más alta tiene la estatua del santo que le da el nombre. En su interior se aloja el Museo de Armas y Fortificaciones y bajo su arcada se encuentra el kilómetro cero indicando las distancias a varias ciudades del mundo, poco más de 1800 kilómetros separan Bratislava de Madrid. La puerta de San Miguel, la Torre de San Miguel y la calle que sigue es, como no, la calle de San Miguel, repleta de restaurantes cuyas terrazas invaden la parte central del primer tramo anunciando menús turísticos a buen precio.
Torre de San Miguel
Entrada a la Ciudad Vieja por la Puerta de San Miguel
De aquí nos dirigimos al Castillo que se puede ver desde casi cualquier punto de la ciudad. Los callejones son empinados pero merece la pena el pequeño esfuerzo por la panorámica que tenemos desde arriba, sobre la ciudad, el Danubio y sus puentes. Los puentes no tienen, ni de lejos, la monumentalidad de los de Budapest y el río tampoco muestra la amplitud que luce en la capital húngara pero el conjunto es resultón. En primer plano, tenemos el Puente Nuevo, como se conoce por los habitantes de Bratislava, aunque su nombre oficial sea Puente SNP, siglas del Levantamiento Nacional Eslovaco. Es una horrible estructura de la época comunista y para su construcción (1969) fueron demolidos varios edificios. Parece ser que técnicamente es una estructura interesante pero bajo mi punto de vista lo único atractivo deben ser las vistas desde el mirador que está abierto al público. No siempre ha sido así, ya que durante el Comunismo no se consideraba apropiado poder ver unas vistas, aunque fueran lejanas, de la capitalista vecina Austria.
Castillo de Bratislava
Castillo de Bratislava
Vista del Danubio desde el Castillo
Vista de la Ciudad Vieja desde el Castillo
Al castillo se accede por la antigua Puerta de Segismundo, la más importante, antigua y bonita del recinto. De la antigua fortaleza no queda prácticamente nada ni tampoco de las posteriores modificaciones góticas, renacentistas o barrocas ya que en 1811 un incendio lo dejó prácticamente en ruinas permaneciendo así hasta 1950 cuando empezó la reconstrucción que parece estar llegando a su fin. Las cuatro torres en sus vértices le dan un aspecto de mesa invertida que ha generado a lo largo de los siglos alguna leyenda graciosa.
Puerta de Segismundo, entrada al Castillo
Castillo de Bratislava
Nuestra siguiente parada es la Catedral gótica de San Martín cuya torre de color verde de 85 metros de altura destaca sobre los edificios del centro histórico. Si nos fijamos, en el extremo de la torre podremos ver una gran corona dorada de 300 kilos de peso, una copia de la corona de Hungría, símbolo que nos indica que en este templo se han coronado muchos de los reyes húngaros, un total de 11 reyes y 8 reinas desde 1563 a 1830.
Catedral de San Martín
Interior de la Catedral
Arte urbano cerca de la Catedral
Caminamos hacia el Paseo Hviezdoslavovo námestie que va desde el Puente Nuevo hasta el Teatro Nacional Eslovaco. Es una rambla arbolada ideal para pasear o sentarse bajo los árboles a ver la vida pasar. Se agradece la sombra y el piar de los pájaros que tienen en la mayoría de árboles una casita de madera a su disposición para anidar. Sería el momento ideal para saborear un helado pero las interminables colas en las heladerías nos hacen desistir. No sé si son helados especialmente buenos, si es para ayudar a sofocar los primeros e intensos calores o si es porqué es lo que toca cuando se sale a pasear los domingos por la tarde. Después de probar dos o tres veces a media tarde, la cola es de cada vez más larga. Hacia las diez de la noche volvemos a intentarlo y ahora sí, conseguimos llegar al mostrador. El resultado, nada del otro mundo, un helado como cualquiera tirando más bien a mediocre. ¿Sería un buen negocio poner una buena heladería en Bratislava? El problema es que nos quedaría demasiado lejos para ir al trabajo.Algunos palacios le dan al paseo un aire señorial, entre ellos el Palacio Palffy donde Mozart interpretó un concierto para la Emperatriz María Teresa pero los edificios más imponentes son el Teatro Nacional y el gran Hotel Carlton, antiguo Hotel Zöldfa, lugar emblemático relacionado con varios hechos históricos y sociales del país y alojamiento de personalidades como A.Einstein, Roosevelt, A.Nobel, Edison o Julio Verne a su paso por Bratislava.
Teatro Nacional
Detalle fachada Teatro Nacional
Fuente enfrente del Teatro Nacional
Recuerdos en Hviezdoslavovo námestie
Nos alejamos un poco del centro para ir a visitar la Iglesia de Santa Isabel, más conocida como Iglesia azul. Está dedicada a la única santa nacida en la ciudad, concretamente en el Castillo de Bratislava en 1207. Esta original iglesia se construyó entre 1909 y 1913 en el estilo de moda que imperaba en toda Europa, el Modernismo para nosotros, también conocido como Art Nouveau, aunque muy poco habitual en edificaciones religiosas. El color azul cielo domina tanto el exterior como el interior del edificio y merece la pena entretenerse en todos los detalles que le dan un aspecto realmente estrambótico. En la fachada se representa un milagro de la Santa cuyas reliquias se custodian en el interior. Como dato curioso, diré que en cierta manera ya la había visto antes, en el Parque Europa en Miniatura de Bruselas.
Iglesia de Santa Isabel o Iglesia Azul
Interior de la Iglesia azul
Iglesia Azul. Foto tomada en 2008 en el Parque Europa en miniatura de Bruselas
Puentes de Bratislava
Paseo del río. Bratislava
Puente Nuevo. Bratislava
Ya de vuelta al centro, nos dirigimos a la Plaza más importante de la ciudad, Hlavné námestie, toda ella una auténtica obra de arte. Aquí podemos ver la Fuente de Maximiliano del año 1572, la más antigua de la ciudad, iluminada por la noche con cambio de colores. Rodean la plaza edificios de distintos estilos, entre ellos el palacio más bonito de la ciudad de estilo Modernista o el Palacio Kutscherfeld que aloja la Embajada francesa, pero especialmente el Antiguo Ayuntamiento, un complejo de edificios de diferentes épocas que se empezaron a construir a mitad del siglo XV.
Detalle Antiguo Ayuntamiento
Antiguo Ayuntamiento
Embajada francesa
Palacios Plaza Hlavné námestie
El arco de la fachada desemboca en un pequeño patio porticado que comunica con la plaza Primaciálne námestie con su gran edificio que llama la atención por su color rosado que ocupa todo un lado de la plaza. Este edificio que da el nombre a la plaza es el Palacio del Primado, antigua residencia del arzobispo. En la parte más alta se puede ver un gran sombrero negro de ala ancha usado por el clero, conocido como sombrero de teja o sombrero saturno, por la forma que recuerda al planeta y cuyo peso es de 150 kilos. Las estatuas de unos ángeles sostienen las letras I (Justicia) y C (Clementia), lema del cardenal. En el recogido patio interior hay una fuente central con la estatua de San Jorge matando al dragón.En la primera planta, se encuentra el Salón de los Espejos, donde Francia y Austria firmaron la Paz de Presburgo en 1805 tras la Batalla d’Austerlitz, una de las más exitosas de Napoleón Bonaparte.
Patio que comunica con la Plaza del Primado
Detalle Palacio del Primado
Plaza del Primado y Antiguo Ayuntamiento
San Jorge en el patio del Palacio del Primado
Otros lugares de interés son la iglesia y monasterio franciscanos, la iglesia Trinitaria, la iglesia de las Clarisas y otras de las muchas iglesias repartidas por la ciudad. Llama la atención la gran afluencia de gente a la misa de domingo que llena todas las parroquias.Otra de las cosas que llama la atención en Bratislava son sus originales y divertidas estatuas que se pueden ver en algunas de las calles y plazas más céntricas. Entre todas ellas, la más conocida es Cumil, un obrero que se asoma a la calle desde una alcantarilla, pero también está el paparazzi escondido tras una esquina, el soldado napoleónico apoyado en un banco de la misma plaza Hlavné námestie delante de la Embajada francesa, Schöne Náci,un popular personaje de la sociedad Bratislava muy galante con las damas de la época, un trabajado buzón de correos o una estatua en recuerdo al célebre escritor danésHans Christian Andersen. Una manera muy entretenida de visitar la ciudad.
Cumil
Hans Christian Andersen
Bici en la Plaza del Primado
Paparazzi
Schöne Náci, un popular personaje de la ciudad
Soldado napoleónico
Buzón de correos
Para acabar, un par de recomendaciones. La ciudad vieja está llena de restaurantes con encanto pero os puedo aconsejar dos que me parecieron muy interesantes: El primero es el Bratislavsky Méstiansky Pivovar un restaurante - cervecería que funciona desde 1752. Deliciosa gastronomía eslovaca con raciones abundantes y donde elaboran ellos mismos la cerveza.El otro es el Slovack Pub, toda una institución en la ciudad, donde se sirven menús del día a muy buen precio. Lo interesante de este lugar es el ambiente y la decoración auténtica inspirada en la cultura eslovaca.
Bratislavsky Méstiansky Pivovar
Gastronomía eslovaca en el Bratislavsky Méstiansky Pivovar
Slovack Pub
Slovack Pub
Slovack Pub