Syriza ha ganado holgadamente con
cerca de un 37% de los votos que le dan un 50% de representación parlamentaria,
-como muchos sistemas electorales, el griego, prima al ganador para facilitar
formar gobierno-. Desde un blog resulta difícil hablar de algo aportando utilidad,
o por lo menos evitando repetir lo recogido por tantos medios de difusión como
son posibles de leer o escuchar. En este caso me inclino a mirar algún aspecto
que no he visto reflejado o difiero de su interpretación, el asunto de la
autonomía.
Grecia tiene aspectos comunes con
España. Y tiene muchos otros aspectos muy diferentes. Sin duda la victoria de
Syriza tenderán a aprovecharla para iluminarse tanto Podemos como IU, aunque no
creo que les interese excesivamente apuntarse al caballo ganador, salvo para
recoger la ilusión de que una victoria electoral sea posible, porque las
diferencias son mayores que los elementos comunes y no se trata solamente de
las cifras absolutas, por tamaño España es mucho mayor, sino de las relativas,
proporcionalmente la situación griega es mucho más penosa y complicada de
salvar que la española. Aunque a nadie se le oculta que este es un primer acto sobre
la capacidad de las nuevas políticas para enderezar esta cochina situación
europea, ya habrá tiempo de irlo viendo.
Para empezar la primera dificultad de
los ganadores será su capacidad de acuerdos internos, que le darán mayor o
menor autonomía de gobierno a Tsypras, mayor o menor capacidad de actuar.
Syriza son un conglomerado de al menos una docena de organizaciones de muy
reciente creación. Parecido a IU, pero tiene 35 años de rodaje común, y no
siempre han logrado funcionar como una sola corriente y una sola voz. En este
sentido parecería mejor situado Podemos para imponer una sola voz llegado el
caso. Así que no está clara la capacidad de actuar urgentemente, sobre qué
cuestiones podrán mejorar y a qué costes, aunque empeorar parezca complicado. Por
lo menos internamente, en Grecia, podrán hacer una limpia y ordenar la
administración y sus relaciones para con el pueblo y con sus proveedores. Importante
será la capacidad de influencia en el pueblo para que acepten su guía.
De cara al exterior, comienza una
etapa de dificultades nueva en la que se pone en juego una vez más el concepto de
independencia, ¿cuánta soberanía nacional es posible desplegar en un mundo tan
interrelacionado como el actual? Máxime perteneciendo a la eurozona y la UE, lo
cual somete a los países y gobiernos a tratados y reglas que condicionan sus
pasos, recuerden que las decisiones en Europa se toman por unanimidad y por
mayoría. Así que ganando Syriza, o cualquiera, las dificultades son enormes, lo
que cambiará serán los interlocutores griegos en los foros internacionales, su
determinación y fuerza de empuje, su capacidad de convencer y establecer
alianzas para plantar cara a los acreedores.
Hay un principio básico que
deberíamos recordar en la actividad política, nadie tiene autonomía total para hacer lo que quiera. Supongamos
que Grecia quisiera salir del euro para
tener mayor autonomía, porque le interesara devaluar para empezar una nueva
vida desde otros horizontes y ahora no puede. Su déficit permanente, ese mismo
mes haría insufrible la vida de pensionistas, funcionarios, educadores,
sanitarios, etc. gobierno e instituciones colapsarían, no tendrían autonomía
para tomar decisiones porque no podrían pagarlas, ya que no tienen recursos para
ello, dependerían del crédito y nadie prestaría un duro hasta aclarar la
situación. La fuga de capitales del reciente pasado podría reproducirse y
encontrar poca capacidad para frenarla, sus bancos quedarían secos de liquidez,
corralito, no tendrían la autonomía que ahora les brinda el BCE con sus
inyecciones de créditos a los bancos de la eurozona.
Aclarar la situación para las ayudas
externas supone obtener garantías, es decir el gobierno tendría que comprometer
el futuro para recibir créditos. El futuro comprometido significa plazos,
condiciones, tipos de interés, reformas concretas, etc. Igual sucedería con la
deuda y sus intereses, renegociar ordenadamente, es distinto a declararse en
quiebra o amenazar con impagar, renegociar supone alargar plazos y luchar por
bajar tipos de interés, refinanciar será posible porque no parece haber otra
salida, el asunto serán las condiciones que se pacten. En situaciones de
impagos probables y ante la necesaria refinanciación permanente, los mercados,
los prestamistas en ese momento consideraban las quitas probables y subían los
tipos de interés en consonancia con dicha quita para enjugarla. El problema es
que no tienen autonomía económica ni para un mes.
La democracia griega no es autónoma del
resto de Europa, por tanto de los problemas comunes o locales, la democracia
griega tiene relación con la deuda y las
políticas de austeridad que no forman parte de los tratados europeos pero
que interrelacionan. Los griegos no tienen autonomía suficiente como para
defender su democracia al margen del mundo, al margen de Europa, pero a los
acreedores, a los mercados no se les debería conceder autonomía para hundir un
país.