Fernando Alonso sigue dando alegrías a los españoles en general y asturianos en particular, demostrando que él sí es el hombre de hielo y no su compañero de profesión Raikkonen, incapaz de soportar en mas de una ocasión, la presión del actual ferrarista a su rueda. Dio el ovetense una lección sobre el asfalto mojado de Sepang, sin aspavientos, como en todas aquellas carreras dominadas por la mediocridad del bólido, que no de su piloto, y está ahí, encabezando una clasificación que agrupa varios campeones mundiales. Al Sr. Alonso no lo acompaña la máquina, como si los italianos que encumbraron a Schumaker se hubiesen desinflado, dejando que los Red Bull tuvieran más alas que las anunciadas en su producto energético. Fernando luchó con los recursos de que disponía, mientras Vettel y Weber volaban en la pista, inalcanzables para el resto de escuderías. Con la misma discreción, el asturiano vuelve ahora a lo más alto del cajón, para alegría suya y nuestra, llevando el nombre de Asturias todo lo lejos que llega el circo de la F1 y además, los primeros. Enhorabuena.