Título: Bravo Tango Siete, El contratistaAutor: David YagüeEditorial: Atanor Año de publicación: 2011Páginas: 184ISBN: 9788493925369
Descubrí este libro en la presentación del pasado 15 de diciembre, hace justo un mes y como siempre que voy a una presentación, salí de allí con muchísimas ganas de leer el libro, recién comprado y dedicado por su autor, David Yagüe. Aun así, he podido contenerme y al final lo he leído entre el lunes 2 y el martes 3 de enero. Entre lo cortito que es, con 184 páginas, y lo muchísimo que engancha, el libro me ha durado un suspiro.
Esta obra nos traslada al Irak de la posguerra, tras la caída de Sadam Hussein. La historia comienza con el secuestro de Carl Robson, un contratista de seguridad estadounidense que ha sido secuestrado por la insurgencia. Pero no es un secuestro más de los muchos que tienen lugar en el país, este es especial. Por eso la nueva policía de Irak quiere utilizarlo para lavar su imagen y demostrar al mundo y a su propio país que puede resolver la situación y encontrar al contratista sano y salvo antes de que sus secuestradores graben en directo su degollación.
Para lograr su objetivo, forman un grupo especial, compuesto por policías sunitas y chíitas que tendrán que colaborar con policías estadounidenses y británicos. Al frente de este grupo está el protagonista de esta historia, Kassem Homan, un ex miembro de la policía secreta de Sadam Hussein, un torturador desaparecido desde hace años.
Ahora se ve obligado a volver al trabajo, aunque no le guste. Aunque no quiera recordar, aunque no se atreva a enfrentarse a sus fantasmas, aunque no quiera volver a tener pesadillas con sus víctimas, con las cientos de personas a las que torturó, asesinó o mandó ejecutar.
Pero no le queda más remedio. Porque Ganem Jairi le ha chantajeado con lo que más quiere, con lo único que tiene en la vida desde que a su mujer la mató un mortero estadounidense: su hijo Asán. Él no lucha por el prestigio de su país, por convencer al mundo de la capacidad de la policía de Irak, ni siquiera por rescatar al contratista estadounidense. Él solo lucha por su hijo. Por eso está dispuesto a llegar hasta el final.
Con un ritmo trepidante, giros inesperados y sorprendentes y acción, mucha acción, la trama se desarrolla ante nuestros ojos como si de una película se tratara. Y nos traslada a Irak, a un escenario que estamos acostumbrados a ver en los telediarios, pero no en un libro.
Entre Bagdad y Basora, los policías liderados por Kassem Homan tendrán que enfrentarse a compañías de seguridad privadas como Red Horse, a insurgentes, a terroristas de Al Qaeda, al Gobierno de Estados Unidos, a los grupos armados que luchan por controlar el país, a las mafias. Y todo en un escenario en el que nada es lo que parece y no se puede confiar en nadie.
Pero los coches bomba, los atentados, los disparos, las bombas, las armas, los espías, los traidores, los informantes no son nada comparado con el miedo, el pánico, el terror que atenaza, ahoga, paraliza y asfixia a Kassem. Porque sabe que en Bagdad y, sobre todo, en Basora, hay mucha, demasiada gente que le tiene ganas, muchas ganas. Quieren matarlo, secuestrarlo, torturarlo. Lo quieren muerte, bien muerto. Se quieren vengar. Porque él torturó, secuestró, maltrató, ejecutó y mató a sus hermanos, a sus hijos, a sus padres, a sus maridos. A mucha gente. A demasiada.
Y él lo sabe, pero el amor que siente por su hijo es más fuerte que todos esos fantasmas que le persiguen por todo Irak. Lo único que desea es acabar con el caso lo antes posible, cuanto antes, para poder volver al orfanato en el que cuida de su hijo y de otros muchos niños, huérfanos de verdad, las auténticas víctimas de la guerra.
Pero él también es una víctima del régimen de Sadam Hussein. Un régimen que le convirtió en un monstruo, un desalmado, un salvaje, un animal sin corazón, sin alma, sin conciencia. Lleno de odio, de violencia, de rabia, de ira. Un monstruo que creía enterrado en lo más profundo de su ser y que ahora ha vuelto con más fuerza que nunca.
Aun así, en ningún momento me he visto capaz de juzgar a ninguno de los personajes de esta historia y mucho menos a Kassem. ¿Quién no estaría dispuesto a todo con tal de salvar la vida de un hijo? ¿Quién no se convertiría en un monstruo viviendo en un país en llamas, un auténtico infierno en el que lo único que importa es sobrevivir, al precio que sea?
Junto con la ambientación y la trama altamente adictiva, fascinante y frenética lo que más me ha gustado de esta historia es su final. Tan sorprendente e imprevisible como el resto de la historia. Porque en esta novela nadie es quien dice ser. Y vosotros, ¿queréis saber quién viajaba en el Humvee Bravo Tango Siete y qué ocurrió con el contratista?