Revista Cine
Director: S. Craig Zahler
S. Craig Zahler es el director de "Bone Tomahawk", ese western sobre indios caníbales y humanos partidos a la mitad. El año pasado presentó en Venecia, fuera de competencia, el que es su segundo largometraje, "Brawl in Cell Block 99". Este año debería estrenarse "Dragged Across Concrete", contundente título protagonizado por el Loco Mel y Vince Vaughn (a quien ven en la captura que encabeza esta entrada) como dos policías inmersos en un relato sobre la brutalidad policial y un descenso por los recovecos del submundo criminal. Suena bien, ¿eh? Y ojo, que el hombre también es novelista y ha publicado cinco libros, abarcando géneros como el policial, el western, el terror y la ciencia ficción. ¿Lo han traducido al español? ¿Mejor aprendo inglés al 100% de una buena vez y me los compró así nomás?, ¿debería encontrar un trabajo entonces?
En "Bone Tomahawk" los personajes comandados por Kurt Russell, en la búsqueda de las personas desaparecidas y presumiblemente secuestradas por indios caníbales, llegan a la cueva en donde estos crueles salvajes habitan. Siempre me pareció que estas cavernas eran una suerte de representación de la barbarie humana, el corazón del horror al que no llega la luz ni el tacto de la civilización, y que, entonces, el tema de la película era el descenso que estos hombres viven desde que dejan su pueblo hasta que encuentran la guarida de la tribu y deciden adentrarse en sus rincones oscuros, los rincones oscuros de la humanidad (aunque los de la tribu no parezcan humanos). En "Brawl in Cell Block 99" también hay un descenso a los infiernos, literalmente (más o menos) y en sentido figurado, pero aquí no vamos de la civilización a un estadio anterior, en cierta forma nos mantenemos dentro del mundo civilizado, en este caso Estados Unidos, pero pasamos de una superficie que ya está sucia y ensangrentada (el sueño americano fallido) a ese mundo subyacente que la gente común y corriente no ve: el submundo de las instituciones y de la condición humana, ese submundo que "no existe" pero que parece ser la base del otro. El protagonista, un tremendo Vince Vaughn (recién ahora me vengo a dar cuenta que el tipo mide uno noventa y seis), a lo largo del metraje va cayendo y cayendo por una empinada e irreversible espiral de violencia y deshumanización, aterrizando allí en donde no existe, no hay espacio para aquello en lo que él cree, encontrándose de frente con la cara más monstruosa y bestial de la realidad.
"Brawl in Cell Block 99" es como una película de género pero reducida a su centro moral, centro moral como ejercicio de estilo. No es solamente un drama carcelario ni tampoco un drama-thriller criminal o una historia de venganza. Como dije arriba, es más bien una exploración o disección moral que aprovecha los códigos de ciertos tipos de narrativa para construir, amén de una puesta en escena gélida, seca y frontal, su contundente y tremebunda propuesta discursiva (declaración de intenciones cinematográficas), logrando que el impacto de su relato no provenga necesariamente de lo gráfico y explícito de la dosificada violencia como de este asfixiante y desolador clima de... de perdición, maldad, crueldad... Un clima, un ambiente, una atmósfera llena de hedor, sombras y suciedad. Así, con una historia cocida a fuego lento (pausado, mejor dicho), el director desarrolla un irónico ejercicio de despojamiento moral; irónico porque mientras más en la mierda caiga el protagonista, más fuerte se hace su "noble" propósito.
¿Y de qué trata todo? Bueno, no quiero desvelar mucho. El protagonista, Vince Vaughn, pierde su empleo el mismo día que descubre que su esposa lo engaña, sin embargo ambos deciden darse una nueva oportunidad. Aunque para ello Vaughn haya decidido volver a traficar drogas, todo parece ir sobre ruedas... hasta que, claro, las cosas se retuercen y, eventualmente, nuestro hombre se vea obligado a cometer atrocidad tras atrocidad para proteger su tesoro más preciado: su familia. El pilar fundamental sobre el que descansa el relato, gran acierto de Zahler (también guionista, por supuesto), es la construcción psicológica del protagonista, a fin de cuentas el que debe cargar con esta pesadilla sobre sus hombros. Su personaje no sólo es coherente en tanto queda bien definido su curioso aunque estricto sentido valórico, también lo es por la seguidilla de decepciones y burlas del destino que, durante la primera hora, lo corroen lenta pero implacablemente hasta que, al borde del abismo, no sea la situación sino él mismo quien decida lanzarse al vacío sabiendo que no podrá escalar de vuelta. Lo que hace que esta película sea tan brutal es la sensación de que, a pesar que nuestro protagonista no tenga opción alguna, dé la impresión que todo es decisión suya: que nadie lo está manejando como si el fuera títere, sino que él es el maldito titiritero que rompe extremidades y decapita muñecos. Lo que más me impactó es la entereza y "serenidad" con que afronta esa segunda hora infernal.
¿Y para cuándo "Dragged Across Concrete"? Me suena a que el Loco Mel y Vince Vaughn no van a dejar títere con cabeza. Y ardo en deseos de verlo. Y ustedes, ¿ya se adentraron en el pabellón 99? Nadie puede salir una vez adentro...
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