Dicen que en el mundo del cine lo difícil no es hacer una gran ópera prima, sino una gran segunda película. Había muchas ganas de ver lo nuevo de S. Craig Zahler, director que sorprendió en su debut hace un par de años con la maravillosa Bone Tomahawk, el mejor western de lo que llevamos de siglo para este que escribe. Ahora cambia de tercio con Brawl in Cell Block 99, producción que podría tildarse de thriller carcelario pero que esconde mucho más en su interior.
La película comienza con un personaje llamado Bradley Thomas, del que se intuye un pasado tormentoso por su aspecto (lleva una cruz tatuada en su rasurada nuca), siendo despedido de su trabajo en un taller mecánico. Intentando darle a su mujer una vida mejor, y sin ver otra salida, Bradley decide meterse en el negocio del tráfico de drogas. En poco tiempo conseguirá prosperar, pero una de las operaciones que ha de llevar a cabo sale mal y termina siendo arrestado. En prisión será chantajeado para llevar a cabo una misión que le internará en los recovecos más oscuros de los presidios americanos.
«Brawl in Cell Block 99» es contundente, precisa y cristalina. La mezcla de géneros que propone Zahler me parece irresistible. De nuevo tenemos una trama de venganza, o más bien de ajusticiamiento, que sigue una estructura que bien puede englobarse dentro del western. Pero tenemos drama, tenemos thriller, tenemos acción y tenemos exploitation carcelaria. La combinación acerca la película a otras producciones modestas pero relevantes del cine reciente como Frío en Julio, Blue Ruin o Green Room. Aunque pudiera parecer que Zahler se acerca con esta película al cine de Quentin Tarantino (ojo a la selección musical de los pocos temas que suenan en el filme), el director tiene claro su estilo y lo lleva a cabo de manera irrenunciable, aunque ello suponga distanciar a un público mainstream por sus elevadas dosis de violencia y su ritmo comedido. Yo agradezco sobremanera que la personalidad del director prevalezca.
Su desarrollo lento y su larga duración, que parecen comenzar a convertirse en una marca del director, hacen que los momentos de acción sean un puro impacto, con un tramo final realmente brutal en el que encontramos imágenes explícitas que son más habituales en el cine de terror. Es cierto que el primer tercio que sirve de introducción está demasiado alargado, y que si se hubiera recortado algo de metraje la película lo hubiera agradecido mucho, pero aún así el resultado sigue siendo altamente satisfactorio.
El protagonista absoluto es un inmenso (en todos los sentidos) Vince Vaughn, que parece haber olvidado su registro cómico para medirse en proyectos de más entidad, y que aquí compone un personaje de tremenda presencia. Él es quien carga con todo el peso de la función, demostrando además una gran soltura para las secuencias de pelea cuerpo a cuerpo. Son destacables también las apariciones de un impagable Don Johnson como alcaide (o lo que corresponda) de la prisión donde se ubica el bloque 99 al que hace mención el título, un siniestro Udo Kier y la siempre correcta Jennifer Carpenter.
Aunque la encuentro menos redonda y fascinante que «Bone Tomahawk», eso no quita para que «Brawl in Cell Block 99» sea una pieza remarcable. Resultando tan reposada como rotunda, la segunda película de S. Craig Zahler sirve para afianzarle como una de las mayores promesas cinematográficas de los últimos años. Notable.