Revista Literatura

Break Up: Conchalevale, ¡me muero!, ¡me muero!

Por Bebloggera @bebloggera
Por Ajonjolí desde Chile


Y ahí estaba yo. Tendida de boca en la cama, llorando como una Magdalena mientras los ahogos me cortaban la respiración. Todo por culpa de quién, del fucking cupido que se le ocurrió hace dos años atrás enterrar una de sus flechas en mi culo para luego sacarla de un solo tirón. Cupido y la que te pario.Break Up: Conchalevale, ¡me muero!, ¡me muero!
Claro que cuando una está en pleno proceso de llanto indigno y baboso lo único que tu cerebro hace es convertirte en un ser aún más indigno. Porque balbuceas frases sacadas de teleseries como María la del Barrio: “¡¡¡Diossss por qué!!! ¡Llévame! ¡¡No quiero sentir este doloooorrr!!” “Quiero morir (o como diríamos acá en Chile: Quiero puro matameeee”. Si pareciera que de fondo sonara la canción: “Cambioooo dolor, por libertaaaaad”… Cebolla mode on.

Mal, ¿no? Porque si nos ponemos a pensar nadie se ha muerto de amor, aunque uno siempre piensa que le quedan pocos minutos de vida porque duele... y harto. Te encuentras en la cama como un pez fuera del agua. Entre que das saltos y manotazos o dejas de respirar.Pero esto no acaba acá, luego te incorporas (aún llorando) y agarras tu celular. Lo estrujas porque lo único que quieres es llamarlo y decirle que lo amas, que deseas volver, que todo será distinto… en ciertas ocasiones lo haces. Ahí, en ese preciso minuto, te conviertes en lo más patético que pisa el planeta. Porque no sé… es algo mío. El mendigar amor para mi pensar es algo que nosotras no debemos hacer. Soy de la idea de que si el personaje te ama debe volver solo, no porque una le llora la carta por teléfono, a moco tendido y con ese tono de voz como de Rocky con la boca machucada. En ese momento encuentras que tus palabras tienen toda una razón de ser. Pero cuando el llanto se va y caminas al baño para lavarte la cara, tu cerebro (que estaba muy calladito escuchando a tu corazón minutos atrás) dice: “¡Bravo hueoncita! ¡Me pongo de pie para aplaudirte! Ahora sí las cagaste”. Y sí, tiene razón. Porque eso mismo que dijiste girando la cabeza como el exorcista del llanto incontenido, lo pudiste decir vestida de forma estupenda, con el pecho arriba, con tu pelo maravilloso y un tono medio sexy, con otras palabras y cayendo de pie… como una gata. Y no de raja como lo hiciste.Pero ya está. ¿Qué vas a hacer? Luego repasas tus palabras en la mente tu cara se asemeja al cuadro “El Grito”. Break Up: Conchalevale, ¡me muero!, ¡me muero!Quieres llamarlo nuevamente, pero más calmada, para pedir disculpas, que en verdad lo que quisiste decir era otra cosa, etc. Pero no lo haces, ¡porque ahora piensas! Así que no te queda más que sonreír avergonzada y decir: “Bueno, ¡ya está!”, enfocas tu estado en la luz del sol, en lo bello de la vida y como que te ríes nuevamente para pensar que: “Todo esto pasará y estaré bien, soy fuerte, yo saldré de esta, ¡¡¡la vida es hermosa!!! Olvídate Diosito que quise morirme, era broma”. Así de bipolar. 

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